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ROCHE
ONCOLOGÍA

Una nueva familia de anticuerpos más potentes y eficientes para tratar el cáncer

Un total de 39 hospitales españoles probaron el fármaco que acaba de ser aprobado en España para pacientes con leucemia linfática crónica

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A partir de ahora los pacientes españoles con leucemia linfática crónica, la forma mas común de leucemia, para la que no existe tratamiento curativo, van a poder beneficiarse en breve de una nueva terapia, un anticuerpo de clase II que dispone de un doble mecanismo de acción anticancerígeno: activa el sistema inmune innato para que elimine las células cancerígenas e induce directamente la muerte celular.

Se trata de una nueva generación de anticuerpos monoclonales, que han sido modificados por una nueva tecnología (gliocingeniería) que aumenta su eficacia a la hora de unirse a la proteína CD20 de las células cancerosas causantes de la leucemia linfática crónica. Obinutuzumab dispone de un innovador mecanismo de acción que se traduce en una capacidad sin precedentes para la destrucción de las células malignas.

Eso se traduce en que los pacientes que reciben este fármaco reducen en un 61% el riesgo de progresión o muerte en comparación con el actual tratamiento estándar.

El origen de este nuevo fármaco se localiza en una pequeña compañía biotecnológica con sede en Zurich, cuyo impulsor fue Pablo Umaña, actualmente Director del Centro de Innovación de Roche en Zurich, junto al investigador español Joël Jean Mairet. En este centro se desarrolló una tecnología para modificar los azúcares que forma parte de los anticuerpos. «Se trata –explica Umaña-de modificarlos para que fueran reconocidos de forma más eficiente por el resto del sistema inmune, de manera que las células cancerígenas a las que va dirigido el anticuerpo sean eliminadas de forma más eficiente. De esta forma, todo el proceso es más eficiente y estable, lo que se traduce en anticuerpos son más potentes y más eficaces en reclutar al sistema inmune para atacar el tumor».

La mayoría de los anticuerpos anti- CD20 son de tipo 1 y no son muy eficientes por si solos en inducir muerte celular directa

Obinutuzumab es el primer anticuerpo monoclonal de tipo II anti-CD20 diseñado por glicoingeniería que se une a la proteína CD20 de las células B cancerosas, causantes de LLC y también de ciertas formas de linfoma no Hodgkin (LNH). La mayoría de los anticuerpos anti- CD20 son de tipo 1, aclara Umañana, y «no son muy eficientes por si solos en inducir muerte celular directa».

Su diseño, comentó Umaña, responde a la necesidad de potenciar la destrucción de las células cancerosas, bien activando las células inmunitarias para que ataquen a las malignas, bien induciendo directamente la muerte celular. Existe una tecnología tecnología similar de una compañía japonesa para leucemias de células T, pero solo está aprobada en Japón.

La molécula, que ha tardado 10 años en desarrollarse, resultó prometedora desde los primeros ensayos. Recuerda Umaña que una de las primeras pacientes que recibió el fármaco, una señora de Canadá a finales de 2007, pasó de no tener ninguna opción a volver a trabar. «Cuando tuvimos los resultados de fase II en 9 pacientes con leucemia crónica vimos que apenas se administraba el fármaco, morían las células tumorales de sangre circulante de una forma tan rápida que nunca se había visto con un antiCD20. Por eso se aceleró el desarrollo del fármaco», señala este investigador.

Eficacia superior

Así lo corrobora Francesc Bosch, del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, uno de los centros que han participado en los ensayos clínicos con este porducto: «desde los primeros trabajos in vitro se observó que las modificaciones en la creación del anticuerpo se asociaban a una eficacia claramente superior».

En este sentido, Javier de la Serna, del Hospital 12 de Octubre de Madrid y principal investigador español del estudio internacional CLL11, que es el ensayo clínico fase III que ha avalado la aprobación primero europea y ahora española de obinutuzumab, comenta que el nuevo fármaco se beneficia claramente del conocimiento acumulado con la generación previa de anticuerpos. Considera que los cambios en su composición son los responsables directos de esa mayor eficacia a la hora de destruir las células tumorales. «Por un lado, logramos que su unión a la célula se traduzca en un efecto destructor que no se apreciaba con el estándar rituximab, y por otro, se refuerza su capacidad para dotar a las células del sistema inmune de mayor eficacia a la hora de atacar a las cancerígenas».

En su opinión este anticuerpo reúne todas las ventajas para acabar siendo el fármaco de elección. «Ya sabemos que su combinación con clorambucilo consigue los mejores resultados obtenidos hasta la fecha. Debemos comprobar si sucede lo mismo cuando tengamos datos de su uso con otras quimioterapias y terapias dirigidas», añade este experto.

En esta enfermedad es un objetivo prioritario que los pacientes vivan el mayor tiempo posible sin síntomas

Se calcula que entre el diagnóstico de una leucemia leucemia linfática crónica y los cinco años siguientes la mitad de los pacientes va a requerir un tratamiento para evitar que la enfermedad pueda poner en peligro su vida. A los diez años de su detección esa cifra podría ascender al 65-70%. Ambos especialistas recuerdan que en esta enfermedad es un objetivo prioritario que los pacientes vivan el mayor tiempo posible sin síntomas y que por tanto se pueda demorar al máximo el intervalo entre un tratamiento y el siguiente.

Umaña añade que actualmente se encuentran en marcha los ensayos en fase III en linfoma indolente y linfoma agresivo (Estudio Gadolin y Estudio Goya), con esta mismo medicamento y cuyos resultados esperan presentarse a lo largo de 2016.

La indicación en España para el producto es para pacientes con este tipo de leucemia que previamente no han recibido tratamiento y con otras comorbilidades que hace que no toleren un cierto tipo de quimioterapia y admnistrado en combinación con la quimioterapia clorambucilo.

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