Jennifer Ringley, la mujer que creó la telerrealidad

Hoy en día, encender una webcam es algo más que habitual —incluso se puede considerar pasado si la cámara no está integrada en el ordenador—, pero en 1996 era algo revolucionario. Precisamente fue una joven de 19 años, Jennifer Ringley, quien en ese año encendió una webcam en su habitación de la residencia de estudiantes donde vivía y comenzó a retransmitir su vida en directo.

Esta joven utilizó la webcam —en lugar de para hablar con su familia y amigos de Pensilvania— para retransmitir su vida en directo las 24 horas del día. Sin embargo, y aunque hoy en día si esto destacara por algo sería por la mañana calidad de la imagen, Jennifer Ringley alcanzó una fama sin precedentes.

Cada movimiento que realizaba la joven tardaba alrededor de 15 segundos en reproducirse. Pero el tiempo de espera no importaba a los cuatro millones de usuarios —un gran número para esa época— que seguían diariamente cómo Jennifer de cepillaba los dientes, estudiaba en la cama, se sentaba delante del ordenador, o simplemente cómo estaba la habitación vacía.

La inocencia de Jennifer fue una de las cosas que más le hizo llegar a esa fama. Sin embargo, esta se perdió después de que pasara una noche íntima con su novio, cuando se la empezó a condenar, acusándola de narcisismo y exhibicionismo.

Lo que más gustaba a sus fans era poder verla haciendo cosas cotidianas. Su naturalidad, además, iba en aumento por lo accesible que la joven se mostraba con ellos. En el chat de su web se formó una gran comunidad, en la que Jennifer participaba activamente, era una más, una amiga.

Jennifer se considera como el primer fenómeno real online del mundo, porque consiguió que millones de desconocidos se conectaran a la red solo para verla. Sin embargo, en el año 2003, apagó la cámara y desapareció. Ahora tiene 40 años y trabaja como programadora informática en Sacramento, California.