Cristiano Ronaldo
Cristiano Ronaldo - reuters
Real Madrid

Cristiano, límite 4.000 minutos

Benítez quiere cortar por lo sano. Sustituirá y dará descansos al portugués en una docena de partidos

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Benítez llega al Real Madrid para superar dos asignaturas pendientes que han suspendido al equipo en los últimos años. La primero, las lesiones de fin de temporada. La segunda, la ausencia de reacción del conjunto en la etapa de Ancelotti cuando las cosas iban mal. No había transformaciones ni cambios en los segundos tiempos cuando el resultado lo exigía. El nuevo entrenador piensa aplicar una filosofía que revolucionará paulatinamente, sin agresividad, la idiosincrasia del juego madridista. Los dos exámenes cum laude van unidos, ligados. Y la demostración del cambio comenzará por el más difícil todavía: dosificar a la estrella, Cristiano, para que no supere los 4.000 minutos de fútbol la próxima temporada. En la actual ha sumado 4.845.

El Balón de Oro del último bienio no ha rendido bien en el final de las campañas de 2013 y 2014, un descenso de nivel que se repitió este invierno en diciembre, enero y febrero.

El desgaste por querer jugarlo todo para batir sus récords de goles, en competencia con Messi, condenó al Real Madrid en la Liga y en la Copa, con derrotas ligueras en Mestalla, en el Calderón y en San Mamés, y el fracaso en la eliminatoria ante los rojiblancos.

El nuevo responsable del Real Madrid no se ha perdido ninguno de los partidos del club en los últimos tiempos. Siempre que podía presenciaba sus encuentros. Es la casa de sus amores. De su vida. Benítez vio cómo Ronaldo, dolorido en la rodilla izquierda, marcó un gol al Borussia Dortmund el 25 de abril de 2013, en el partido de ida de semifinales de la Champions. Pero los alemanes vencieron por 4-1. El portugués no estaba a tope. En la vuelta, el 2-0 de los blancos no fue suficiente. Ronaldo no marcó. Sufría molestias. Esa tendinitis rotuliana que afecta a su rodilla izquierda cada vez que se excede en los esfuerzos.

La crisis física de 2014

La historia se repitió de manera mucho más grave en la campaña 2013-14, la de la Décima y la Champions. Bale y Ramos llevaron al equipo al éxito en las dos competiciones, porque Cristiano estaba destrozado. No jugó la final de Mestalla (2-1), la del golazo de la gacela galesa, al igual que no había disputado días antes el partido de vuelta de cuartos de final de la Copa de Europa en Dortmund, que el Madrid perdió por 2-0. El 3-0 del encuentro de ida permitió al equipo superar la ronda y medirse al Bayern en semifinales, donde Ramos fue clave. Y volvió a serlo en la final de Lisboa. Ronaldo la jugó al sesenta por ciento de su nivel físico. Dolorido. No fue determinante.

En la temporada recién finalizada volvió a suceder lo mismo. Cristiano compite siempre con Messi por los goles, por la Bota de Oro y por ser el máximo artillero de la Champions y esa ambición de no descansar ni un minuto supuso que el delantero acusara el esfuerzo a partir del Mundial de Clubes de Marruecos, donde no firmó ningún gol. «No siempre se pude estar bien y ahora no vivo mi mejor momento», reconoció el 15 de enero, tras ser eliminado por el Atlético en la Copa tras el 2-2 del Bernabéu. Ese descenso de nivel físico perduró hasta el mes de febrero, con el 4-0 del derbi liguero como detonante. Tampoco estuvo bien frente al Villarreal (1-1) el 1 de marzo, y el Athletic (1-0), el 7 de marzo. Ahí se dejó el título el cuadro blanco. Benítez luchará contra todos estos excesos que se pagan tan caros.

Tope de 45 partidos «reales»

El técnico y su preparador físico, Francisco de Miguel, van a graduar los partidos y los minutos del estandarte del equipo para que sea decisivo cuando debe serlo, en los meses de abril y mayo, desde los cuartos de final de la Champions a las diez últimas jornadas de Liga.

El entrenador y Paco de Miguel saben cómo modular al futbolista. Lo han aplicado desde la etapa del Liverpool. Fernando Torres lo vivió allí. No entendía por qué le sentaban en algunos encuentros. El argumento era el reparto de esfuerzos. Benítez y su mano derecha quieren que el futbolista llegue al 90 por ciento de su forma y no la supere. El objetivo es no alcanzar el máximo poderío físico, porque el siguiente paso es la rotura muscular. Con ese punto de partida, el técnico desea que Ronaldo no sobrepase los cuatro mil minutos de competición. Que dispute cuarenta y cinco partidos «reales» repartiendo los minutos en un tope de cincuenta encuentros.

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