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Carlo Ancelotti - efe
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Ultimátum para Ancelotti

El Schalke, mañana, y el Levante, el domingo, serán pruebas de fuego para el técnico, señalado por no encontrar solucions

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El día después de la derrota en San Mamés fue muy duro para Ancelotti y sus hombres. La bronca que les echó a lo largo de un cuarto de hora en el estadio rojiblanco fue una evidencia del enfado del entrenador con un grupo que ha formado una piña con él, pero que no ha luchado con el espíritu necesario para salvar de las críticas al italiano.

Los hombres del responsable de la plantilla no saben cómo jugar para volver a encontrar ocasiones de gol y aprovecharlas. Los blancos han perdido en Mestalla, Calderón (dos veces, en Liga y en Copa) y el coliseo vizcaíno. Tres salidas difíciles. Deben dar una vuelta de tuerca a su entrega para conseguir algo bueno en el Camp Nou y en el Sánchez Pizjuán.

Los jugadores del Real Madrid juegan sin amor propio, es cierto. Los futbolistas blancos también se han ofuscado en atacar sin velocidad y de espaldas a la portería, con movimientos consabidos por los rivales. Pero «es el entrenador quien debe corregir ambos errores, recuperar la ambición» de sus hombres y «buscar soluciones» tácticas a la crisis. Desde el seno de la entidad se señala a Carlo Ancelotti por no conseguir cambiar esta tendencia. Los dos últimos resultados le han puesto en la diana. No es el único culpable. Para muchos no es siquiera el máximo culpable. Pero es el responsable del grupo. El Schalke y el Levante serán dos exámenes finales para el italianos, previos al clásico.

El italiano conoce su situación. Y siente enfado e impotencia. El sábado le dieron ganas de saltar al campo y jugar con ese carácter que le definió como futbolista del Milán y que ahora echa tanto de menos en el Real Madrid. Ancelotti se sintió solo en San Mamés. El equipo parecía que estaba descentrado en el partido, deambulaba como ido, abducido de antemano por las consecuencias de la derrota. Y también se le acusa al italiano por no lograr reconducir esta pérdida de orden. El Madrid fue, en Bilbao, un once sin fuerza interior, que no ya física. «Si no está Ramos este conjunto no tiene personalidad, energía, la arrogancia necesaria», ensalzaba ayer un profesional del club. Menos mal que el sevillano reaparecerá el domingo frente al Levante.

El entrenador estaba muy enojado después de la derrota en Bilbao por esa «falta de intensidad» del conjunto, un defecto que retornaba como un bumerán contra él mismo. Todos los fallos de sus pupilos se han cargado sobre sus espaldas. Algunos futbolistas, la verdad, le han decepcionado. Ellos son los primeros que saben que la acumulación de críticas se concentran al final en un cuello de botella: el míster.

Ancelotti escuchaba hace cinco días que la plantilla le defendía «a muerte» y esperaba un equipo con más sangre en Bilbao. Una reacción en su ayuda. El máximo responsable del grupo ha sido contundente con sus hombres: «Hay que dar un paso al frente. Esto solo lo podéis solucionar vosotros. Todo depende ya de vosotros». Y pidió el rendimiento de hace tres meses: «Hay que volver a jugar con la eficacia y la claridad que demostramos en la serie de veintidós victorias consecutivas».

El empate de Villarreal y el fracaso de San Mamés le han colocado en la diana. El Real Madrid acumula siete derrotas durante la temporada, una más que en la campaña anterior, y cuatro se han producido este año, tres en Liga y una en Copa. Todas las sufrió ante rivales complicados: el Atlético (dos), el Valencia y el Athletic.

Al club no le han gustado no ya las derrotas, por supuesto, sino «las formas de perder». El 4-0 del Atlético y el 1-0 del Athletic han desencantado a los profesionales de la casa blanca y a muchos de sus aficionados. El técnico no puede tropezar más. Se la juega en los enfrentamientos ante el Schalke y el Levante, previos al clásico.

«Hay que recuperar la identidad», destacaba otro profesional del club. Los análisis realizados desde la entidad señalaban al entrenador y a la plantilla a partes iguales. Se reconocía que la culpa de «esa falta de ángel del equipo es de los futbolistas». Al preparador se le cuestiona «no saber inyectar de nuevo la ambición a la plantilla y es lo que debe conseguir ya, devolver al equipo el hambre». Se le considera un buen gestor de la plantilla, pero esa mano izquierda le frena para poner firmes a sus jugadores cuando los partidos se complican, como en el Calderón y San Mamés. Mañana, Ancelotti aborda su primera prueba frente al Schalke, con el regreso de Modric como buena noticia.

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