Empresas | El Puerto

Akalipe, la marca de ropa que apuesta por el talento personal, sin etiquetas

El portuense Miki Martín crea una empresa inspirada en su hermana con el objetivo de conseguir una mayor conciencia social y dar voz a la discapacidad

El gaditano Miki Martín, 'cofounder' de la marca Akalipe, flanqueado por sus compañeros Laura y Sergio
Miren Landeta

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«En Akalipe no vendemos camisetas, contamos historias». Así de rotundo es Miki Martín, un joven de 22 años que se acaba de lanzar al mundo empresarial con una marca de ropa inspirada en su hermana Carlota, «conocida como Tichi terremoto», y que aspira a ser un referente en la moda.

La historia de los hermanos Martín Larrañaga arranca en El Puerto de Santa María donde reside toda su familia, una gran familia. Cercano y directo, Miki habla con cariño de su etapa gaditana y su mirada se ilumina cuando rememora los partidos de fútbol con el Trasmallo y el San Fernando o las escapadas en barco con el pretexto de salir a pescar. Estudió en el colegio Guadalete, en Valdelagrana. Su pasión por el deporte y su familia han ido forjando un joven amigo de sus amigos, camarada y buen conversador; un hombre que apuesta por los valores de equipo aunque brilla también como persona independiente. «La época que pasé en El Puerto ha sido de las más felices de mi vida. Ahí tengo familia y amigos que me quieren y que quiero», asegura.

Este inquieto portuense reconoce que le costó encauzar su vida. Con 17 años se trasladó a Valladolid y después, sabedor de la importancia que tiene el inglés en la sociedad actual, viajó a Boston e Irlanda. Sin embargo, «no encontraba mi sitio» y, aunque «sabía a dónde quería llegar», no hallaba la forma ni el camino hasta que empezó a estudiar el Grado Universitario Oficial en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN), que emplea una novedosa metodología finlandesa que se basa en la práctica, en el hacer. Esta titulación tiene muy poca teoría y se aprende acumulando experiencia. En esta metodología el concepto de error queda superado porque de todo se puede aprender y se extrae conocimiento. Las clases tienen poco más de 20 alumnos y se trabaja en equipo. Aquí Miki ha encontrado el espacio ideal para desarrollar su talento y poner a funcionar su espíritu empresarial. Así, fue como poco a poco fue gestándose Akalipe, un proyecto que germinó en las aulas del campus de la Universidad de Mondragón, en Madrid, pero que llevaba años gestándose en la cabeza de Miki.

Un grito de guerra

El nombre de la marca, cuenta, es el grito que lanza su hermana Carlota cuando está enojada. «Cuando dice 'Akalipe', todos sabemos que está enfadada, la dejamos en paz y, a la hora, ella vuelve tan feliz y contenta como siempre», explica.

'Carlotichi' es un terremoto de vitalidad que disfruta dando paseos con la familia, yendo al cine con sus primos y poniéndose las camisetas de su hermano. Tichi es una revolución que ha conquistado el corazón de los vecinos de El Puerto con su carisma y espontaneidad. Nació en Valladolid pero ha estudiado en el Centro de Educación Especial de Afanas en El Puerto.

Carlota Martín en la terraza de su casa en El Puerto

 

Ahora, armada de lápices de colores e involucrada en el proyecto empresarial de Miki, se ha convertido en diseñadora. Su primer trabajo, que ya se comercializa estampado en camisetas, es la «sandaya». Esta exótica creación une la sandía y la papaya. «Si son mis dos frutas favoritas, ¿por qué no combinarlas?», adivinamos que pensó Tichi. Y como no vio barrera alguna en el maridaje, alumbró que en su original vocabulario llama «sandaya».

Un futuro mejor

El objetivo de Akalipe es derribar tópicos, prejuicios y estereotipos para conseguir que la sociedad reconozca a estas personas como lo que son: ejemplos de superación, de vida y resiliencia. «Una de las preocupaciones que tenemos los familiares de las personas con discapacidad es su futuro económico porque ellos tienen aún más dificultades para trabajar y no hay muchas ayudas», explica. Y, por eso se decidió a crear Akalipe, una marca que une su interés por el emprendimiento con un componente social.

Cada camiseta dispone de una etiqueta en la que aparece la foto del diseñador y un código QR con el que se avisará al diseñador que se ha vendido su producto y se graba su reacción. «Queremos que las personas puedan apreciar lo bonito que ha sido todo el camino hasta la creación del producto final». Además, en la web www.akalipe.com estará la foto de cada diseñador, una pequeña descripción y el currículum de todos los participantes en el proyecto. «Queremos transmitir transparencia y generar una oportunidad de empleo para que personas como mi hermana tengan un futuro laboral y estén integradas aún más en la sociedad», afirma.

El primer diseño de Akalipe, sandaya.

Akalipe aspira a convertirse en una marca de ropa más del mercado. Una marca que tiene sus peculiaridades, su historia y que es la suma de todas las personas que hay implicadas en la confección de cada producto. Akalipe es única porque no encasilla a las personas, supera las etiquetas y atesora talento y capacidades. Ahora el grito de guerra de Carlota se ha convertido en algo más grande: «Ella no sabe exactamente lo que pasa, pero sabe que es bueno para su futuro y está alegre», asegura Miki.

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