Tribuna libre

'Lili Marleen', una canción de amor para tiempos de guerra

Su éxito llegó a tal extremo que los soldados aliados británicos destinados en el norte de África sintonizaban también Radio Belgrado para escucharla cada noche

Carlos Aranda Linares, profesor de Historia

Corría el año 1915 y Europa ardía y se desangraba en la Primera Guerra Mundial, el conflicto más cruel y destructivo que hasta entonces se había conocido.

El joven soldado alemán Hans Leip acababa de recibir la temida orden de traslado a la región de los Cárpatos, un durísimo frente bélico en el que muy pocos conseguían sobrevivir. Esto suponía una separación ¿quién sabe si definitiva? de sus dos grandes amores secretos, Betty, la hija del tendero de su barrio a la que todos conocían como Lili, y una enfermera del dispensario próximo a su actual regimiento llamada Marleen. Ya en su nuevo destino, este joven con vocación de escritor compuso un poema titulado «La canción de un joven soldado de guardia» en el que un soldado se despedía de su amada ante la puerta del cuartel y bajo la luz de una farola. Dando a la imaginaria pareja el nombre de Lli Marleen, fundía en un solo personaje a sus dos añoradas musas.

En 1917 fue desmovilizado por graves problemas de salud, volviendo a Alemania, donde se dedicó profesionalmente al diseño gráfico y a escribir poemas, cuentos, obras de teatro y muy especialmente novelas con las que logró algunos éxitos en las dos décadas de entreguerras.

En 1937, veintidós años después y avecinándose el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Hans Leip publicó un libro de poemas que contenía «La canción de un joven soldado de guardia». Éste llamó la atención de Norbert Schultze, un compositor alemán que oportunistamente se había afiliado al Partido Nacional Socialista y componía himnos militares y bandas sonoras de películas patrióticas para allanar su carrera profesional. Decidió ponerle música y, con el nuevo título de «La chica bajo la farola», ofreció la canción a la cantante de cabaré Lale Andersen (nombre artístico de Lieselotte Helene Berta Bunnenberg). Aunque con ciertas dudas sobre las posibilidades comerciales de la pieza, ella incluyó el tema en un disco grabado en agosto de 1939 con el sello Electrola, del que inicialmente apenas se vendieron varios cientos de ejemplares. Un mes después Hitler ordenaba a sus tropas invadir Polonia, dando con ello comienzo a la Segunda Guerra Mundial.

Transcurridos dos años del inicio de la contienda, el subteniente Karl-Heinz Reintgen del ejército alemán fue destinado a Yugoslavia mientras sus restantes compañeros de división serían enviados al norte de África para sumarse al Afrika Korps bajo el mando del mariscal Erwin Rommel. Antes de hacerse cargo de Radio Belgrado, desde la que había que entretener y animar a las tropas alemanas que operaban en Yugoslavia, Grecia y norte de África, Reintgen recopiló en Viena trescientos discos de vinilo entre los que casualmente se encontraba esta canción interpretada por Lale Andersen. El tema gustó al subteniente que no dudó en emitirlo desde el 18 de agosto todas las noches al cierre nocturno de la programación dedicándolo a sus antiguos compañeros ahora destinados en el desierto norteafricano, quienes inmediatamente lo convirtieron en su himno extraoficial.

El potente alcance de Radio Belgrado, la movilidad de las tropas alemanas y la buena acogida por parte del mariscal Rommel hicieron que la canción, ya rebautizada por los soldados simplemente como «Lili Marleen», pronto se conociera en todos los frentes bélicos y acabara difundiéndose desde muchas otras emisoras militares y civiles. Su éxito llegó a tal extremo que los soldados aliados británicos destinados en el norte de África sintonizaban también Radio Belgrado para escucharla cada noche.

El ministro alemán de Propaganda, Josef Goebbels, intentó prohibir su emisión, alegando que su contenido triste y melancólico contribuía a producir en las tropas un funesto efecto desmoralizador contrario al espíritu que había de reinar en el ejército del Tercer Reich. Pero se vio obligado a rectificar ante la generalizada reacción de protesta y desobediencia en especial del Afrika Korps. Sorprendentemente, la voluntad del todopoderoso y temido ministro y mano derecha de Hitler era doblegada por la letra de una simple canción que, emergiendo de un tiempo pasado, pero en cierto modo similar, había calado en el corazón de miles de soldados alemanes a los que la guerra había alejados de sus hogares.

El éxito de «Lili Marleen» encumbró a Lale Andersen llevándola a actuar en diversos países ocupados por el ejército alemán. Así, mientras realizaba una gira por Italia, ésta escribió una carta al compositor musical suizo y judío Rolf Liebermann pidiéndole ayuda para huir a Zúrich. El correo fue interceptado por la Gestapo (policía secreta que desde hacía tiempo la vigilaba por no mostrarse abiertamente adepta al régimen nazi) y la cantante fue detenida. Pero Lale Andersen estaba protegida por la fama de su canción y por la adoración del grueso del ejército alemán. Conocedores de los hechos, los servicios de inteligencia británicos difundieron la noticia de la detención desde la BBC y otros medios de comunicación hasta que, informada la población y el ejército alemán, la presión de unos y otros libró a la cantante de ser deportada a un campo de concentración. Tras ello volvió a los escenarios, pero ya en condiciones de semilibertad, habiendo de presentarse dos veces por semana en los cuarteles generales de la Gestapo de Berlín. En venganza, Goebbels movió los hilos para que destinaran al hijo de la cantante, de apenas veintiún años, al temido y durísimo frente ruso, lo que consternó y deprimió profundamente a Lale Andersen, que llegó incluso a plantearse el suicidio.

Mejor suerte corrió Hans Leip, el compositor del poema que había dado letra a la canción, pues en el último año de la guerra consiguió huir a Paris una vez que esta ciudad había sido liberada de la ocupación alemana por las tropas angloamericanas, instalándose posterior y definitivamente en la pequeña localidad suiza de Fruthwilen.

Antes del final del conflicto la canción ya se había traducido al francés, inglés y español. En 1945 Marlene Dietrich, cantante y actriz alemana afincada y nacionalizada en Estados Unidos desde la década anterior, grabó dos excelentes versiones del tema, una en alemán y otra en inglés. Éstas, con un aire más dulce, melancólico y ya nada marcial, tuvieron tanto éxito como la original. Con esta canción como pieza fundamental de su repertorio viajó a Argelia, Italia y Francia para cantar con extraordinario éxito en destacamentos y hospitales de campaña a las tropas estadounidenses allí desplazadas, dando con ello un nuevo impulso al ya conocido tema. De este modo, en el último año de la guerra «Lili Marleen» se cantaba y aplaudía con igual pasión entre los soldados de ambos bandos contendientes.

Concluida la guerra en 1945 con la caída del Tercer Reich, la canción se difundió por muchos países pues ya nadie la identificaba con un himno del derrotado ejército alemán. Lale Andersen continuó con su carrera profesional obteniendo nuevos éxitos, aunque no tan sonados, en su posterior y larga trayectoria.

Desde entonces «Lili Marleen» fue traducida a casi todos los idiomas occidentales, incluida en el repertorio de numerosos cantantes y grupos musicales y convertida en película por el director cinematográfico alemán Rainer Fassbinder. Con el paso de los años y alejándose del recuerdo de la pasada guerra, la canción fue reinterpretada en versiones variadas, muy libres y a veces algo histriónicas (melódicas, pop, rock y finalmente punk), ya totalmente descontextualizadas y nada respetuosas con la versión original de Lale Andersen o con la de Marlene Dietrich.

Esa sobreexposición a la que fue sometida durante las últimas décadas ha mantenido viva hasta nuestros días en la mente de millones de personas aquella pegadiza y atractiva melodía. Pero el maltrato comercial que con ello ha sufrido, ha borrado ya de la memoria colectiva la historia del viejo poema que un soldado escribió en 1915 a su amada imaginaria desde una lejana trinchera del este de Europa, el mismo poema que veinticinco años más tarde, ya musicado, conmovió de igual manera a los contendientes de uno y otro bando en otra guerra no menos cruel que la anterior.

… al cumplirse cincuenta años de la muerte de Lale Andersen.

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