La última cena

Lydia Lozano abandona el plató de «La última cena»

Mila Ximénez y Antonio Montero fueron los elegidos para preparar «La última cena» de sus compañeros

La pesadilla de ser cocinero en prime-time

Fotograma de «La última cena» Mediaset España

L.L.A.

Cuando creíamos que los colaboradores de «Sálvame» se habían atrevido a todo, llega Mediaset y prepara un nuevo desafío. Después de raparse en directo, sincerarse los unos con los otros y otras tantas fechorías, los televisivos ponen a prueba sus dotes culinarias en «La última cena». Cada semana, dos colaboradores tienen que trabajar en equipo haciendo la compra, cocinando y ejerciendo como anfitriones, labores que son valoradas por los doce comensales a los que servirán, entre los que se encuentra el implacable jurado, compuesto por Sergi Arola y Begoña Rodrigo , además de la audiencia. Esta semana, los elegidos fueron Mila Ximénez y Antonio Montero .

La pareja comenzó mal desde el inicio. Mila Ximénez estuvo a punto de negarse tras conocer la identidad de su compañero el pasado miércoles. «Y una m***. ¡No!», gritó la periodista por el plató de «Sálvame» cuando conoció la noticia. Sin embargo, ni su actitud ni sus quejas les sirvieron para librarse. «Milagros», le decía Antonio Montero que tampoco estaba muy por la labor: « No quería guisar contigo porque tienes altibajos , a lo mejor mañana vienes encantadora».

Una complicada elaboración

Su visita al mercado fue algo mejor. Los colaboradores demostraron sus ganas de cooperar para realizar un menú a la altura, pero malgastaron el comodín de la llamada. «Llamamos demasiado pronto», confesó Mila. Acudieron a los chefs con su primera duda, y cuando descubrieron que no podían conseguir suficientes riñones de cerdo para realizar el menú previsto, no supieron qué hacer. Sin embargo, Arola tuvo un gesto con ellos cuando encendieron los fogones este viernes y les dio suficientes para hacer el plato.

Parece que este chute de energía sirvió para que el cocinado comenzara con buen pie, pero esa actitud no duró mucho. «Están en un bucle del que no salen», aseguró Begoña Rodrigo al inicio de «La última cena» . El detonante fue la elaboración de las patatas de Sergi Arola. «Se necesita una hora de preparación. Son laboriosas, sí, pero creo que una cena como esta merece darle un punto extra», dijo el chef barcelonés. «Ha llegado un momento que han dejado de trabajar en equipo. (...) Montero ha sido el jefe y se ha hecho lo que quería Montero. Mila no solo le ha seguido, ha habido un momento en el que ha dejado de escuchar», razonó Rodrigo.

Después de analizar los problemas que se estaban viendo en plató, los chefs y jurado de «La última cena» vaticinaron que «todo el menú no lo vamos a comer» . «El postre se nos ha ido a la m***», confesó Mila Ximénez, quien relató a cámara que el plato se había complicado tras la ruptura de una de las máquinas necesarias para la preparación. «No quiero que te quejes más. Quiero que cojas las galletas y hagas lo que puedas», espetó Rodrigo a la colaboradora.

Mientras ultimaban los detalles del primer plato, el programa deleitó a la audiencia con los modelitos de los colaboradores, entre los que destacó el de Kiko Matamoros . «Con los vaqueros te has equivocado», espetó Jorge Javier. Además, este viernes había un comensal extra. Intentaron mantener su identidad en secreto pero un micrófono abierto delató que se trataba de Anabel Pantoja, quien trajo comida en su propio bolso. «Hay que salvarse siempre las espaldas y el estómago», dijo. También hubo un problema cuando prepararon la mesa. «Yo en una mesa de 13 comensales no me siento», adelantó Mila. ¿La solución? Un lugar a parte para la sobrina de la Pantoja; sin embargo, esta terminó ocupando el asiento de Lydia Lozano.

Más lágrimas que risas

Llegó el primer plato: arroz caldoso con perdiz. El resultado para Mila no era el adecuado, algo en lo que estuvo de acuerdo Lydia Lozano; sin embargo, Jorge Javier aseguraba «que está buenísimo». Patiño dijo que el arroz era «insaboro». «Querrás decir insípido», apuntó Lozano. Kiko Matamoros criticó el plató por haberse quemado la lengua. Tras ser preguntada por el presentador, Lozano habló duramente el plato, algo que molestó (y mucho) a la cocinera. «Si estuviera en un restaurante, pediría la cuenta y me iría a mi casa», apuntó.

Como la tensión seguía subiendo, Jorge Javier invitó a Lozano a que se fuera al baño. Lo hizo acompañada de Patiño. Pero, tras la irrupción de Mila en el baño, se marchó. «Me voy, así descanso en casa y encima le jodo la cena a ella», dijo Ximénez imitando a su compañera. « Es una niñata », añadió. Mientras el drama continuaba en plató, el menú llegaba a casa de Belén Esteban dos horas antes que en la primera edición de «La última cena».

El equipo del programa consiguió que Lydia regresara al plató , pero llegó en un mal momento: justo cuando Mila se estaba desahogando. «He venido para explicarlo, pero me voy a ir porque me encuentro fatal. Eso y que me ha parecido fatal», respondió. El comentario que le había molestado a la periodista es que su compañera había asegurado que «las lágrimas de Lydia están escaletadas». «Que dice que a las ocho y media voy a llorar, que a las nueve menos cuarto voy a dejar de hacerlo...», apuntó Lozano.

Ante el escándalo, Mila Ximénez aseguró que también quería irse, pero, gracias al apoyo de sus compañeros, se quedó. «Le gusta ser protagonista en todos los programas», dijo desquiciada. Dramas aparte, la cena continuó. El segundo plato fue riñones ensangrentados con patatas a lo Sergio Arola. Jorge Javier volvió a decir que «todo está buenísimo», algo que ratificó Anabel Pantoja. Patiño estuvo de acuerdo en lo que a los riñones se refería, pero en cuanto a las patatas... «Me parecen unas patatas sin más», apuntó.

Cuando parecía que la tormenta había pasado, llegó la calma. Mila Ximénez rompió a llorar. Begoña Rodrigo se acercó a ver qué le ocurría. « No tiene nada que ver, cariño . Pero es que no puedo más. Quería que hubiera salido bien. Lo he intentado, de verdad», dijo entre lágrimas. «Habéis hecho un trabajo muy bueno. La mayoría de los programas de cocina no son en directo y este sí. Es lo complicado de esto. Si te equivocas, lo haces en directo», apuntó Arola mientras arengaba a Mila a terminar el postre.

El postre tardó en llegar, pero porque Belén tenía que probar el segundo plato antes. La princesa del pueblo, que «es de buen comer», aseguró que los riñones «se han quedado secos». Para amenizar la espera, «La última cena» conectó con el hermano de Mila Ximénez y con el hijo de Antonio Montero. Cuando el jurado vio el último plató alabó que consiguieran sacarlo, pero aseguraron que no se parecía a lo que habían pedido. Pese a que la presentación dejó que desear, gran parte de los presentes y Belén Esteban votaron a favor. Eso sí, tuvieron que quemar las calorías con Anabel Pantoja.

Las votaciones

La audiencia de «La última cena» no es una mera espectadora . Los televidentes votan al igual que el resto de los comensales, otorgando una puntuación del 1 al 10 la actuación de la pareja de chefs, valoraciones que se suman a las de los jueces. Eso sí, la valoración de Sergi Arola y la de Begoña Rodrigo vale más que las del resto.

Belén Esteban les dio un 6, misma puntuación que otorgó Chelo García Cortés. Kiko Matamoros se quedó con un 5, dato que repitió la ausente Lozano. Marta López, apenada, dio un 4: «Lo siento, pero es que no me ha gustado casi nada». Caparrós, tras hacer un exhausto análisis, aportó un 7. Patiño apuntó que el menú era más complejo y que los colaboradores trabajaron con menos ayuda de los chefs; por eso, les otorgó un 7.

Llegó el turno de los chefs, los de verdad. «Me parece superinjuto lo que está haciendo Kiko. La semana pasada les ayudamos a todo, desde limpiar, cortar o preparar, cosas que no hemos hecho con Montero y Mila. Creo que iban muy bien, pero les ha costado rematar. Les doy un 7», dijo Begoña Rodrigo. «Me ha sorprendido la actitud paternalista y de hermano mayor de Antonio con Mila. Es el único de programa de cocina en el que se cocina en directo. Los platos tenían su dificultad así que yo, solo por eso, doy un 8», añadió Sergi Arola.

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