Anónimos contra supercerebros en «El cazador», el juego «total» de La 1

TVE se suma desde hoy a la moda de los concursos con este espacio liderado por Ion Aramendi

Helena Cortés

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Tensión, expectativa, emoción, cultura, ilusión, competición, interactividad... TVE está convencida de que «El cazador», el concurso que estrena hoy en La 1 (19.00 horas), «lo tiene todo». Como mínimo, el programa con el que se suman a la moda de los espacios culturales puede presumir de contar con algunas de las mentes más brillantes de la televisión: Erundino Alonso , Paz Herrera, Ruth de Andrés y Lilit Manukyan , cuatro «enciclopedias andantes» curtidas en «¡Boom!», «Pasapalabra» y «Saber y ganar». Su misión en el formato, basado en el británico «The Chase» , es vencer («cazar») a cuatro concursantes anónimos y evitar que se lleven a casa el dinero acumulado. «Recuerda mucho al sueño de la película “Slumdog Millionaire”», plantean desde la productora, Mediacrest. « Los cazadores son héroes anónimos , los participantes quieren ser como ellos. Siempre hay gente que quiere jugar, porque el espectador cree que si ellos consiguieron ganar, otros también pueden».

Al frente del concurso, a veces leyendo preguntas rapidísimo y otras descubriendo las historias que hay detrás de cada concursante, está Ion Aramendi , que debuta en el género tras patear la calle como reportero de «Sálvame» y conducir el magacín «¡Qué me estás contando!» en la ETB vasca. «No me conocían, pero pensarían que parecía majo y normal, que es mi superpoder. Al final, tienes que saber empatía con la gente que viene a jugar, porque llegan muy nerviosos y dudan de sus capacidades», admite el presentador. «He visto varias versiones, y la nuestra es más humana . Yo no soy un presentador tan frío, con tanta ironía. Ni los cazadores son gente que vienen solo a acecharte».

En la primera fase del juego, los participantes deben poner a salvo, acertando preguntas rápidas de forma individual, el máximo dinero posible. A continuación, se enfrentarán cara a cara al cazador, del que le separan una serie de casillas. Cada uno deberá llegar a «casa» antes de que los profesionales les atrapen. Los que superen este reto se unirán en la final para luchar contra el genio. Su objetivo será acertar en dos minutos todas las preguntas que puedan. El cazador se enfrentará al mismo reto. Si falla, los anónimos pueden acertar, escapar de él y repartirse el dinero . Si gana el veterano de los concursos, los aspirantes se irán de vacío.

«Se supone que somos superlistos, pero también metemos la pata. Veréis que no somos tan inteligentes», bromea Paz Herrera, que reconoce que salió acongojada de la primera grabación en la que ganaron los anónimos. «Y eso que al menos ya sé que hay dos equipos de fútbol en Manchester. Nos falta actualización », admite. La música moderna y el fútbol son también los talones de Aquiles de Lilit Manukyan y Ruth de Andrés. «Yo pensaba que la canción de Maluma de “ Felices los 4 ” era sobre una pareja que tenía gemelos», bromea la joven armenia. «Nunca he dejado de estudiar. Llamadme friki , pero necesito comida para el cerebro», subraya. «Lo nuestro es también la caza, pero del guionista, anticipándonos a lo que va a preguntar», admite Erundino Alonso, al que no le importaría convertirse en uno de ellos. «Mi compañero Valentín, de los Lobos, siempre decía que la clave del aprendizaje es la pasión , que te atrape», puntualiza.

Los retos culturales

Con «El cazador», La 1 recupera en sus tardes un género por el que apuestan cada vez más Antena 3 («¡Boom!», «Ahora caigo», los especiales de «¿Quién quiere ser millonario?» y, muy pronto, «Pasapalabra») y Telecinco («El tirón»). «Aunque tenemos el mítico “Saber y ganar” en La 2, hacía años que no contábamos con un concurso de tira diaria en La 1 . Tampoco descartamos visitar el horario estelar», plantea Fernando López Puig, director de Contenidos y Canales de RTVE.

«El cazador» cuenta con 65 programas grabados para enganchar al público. A los superconcursantes ya están enganchados. Lilit Manukyan, que trabaja en Renfe, comprueba cada día que la fama que dan los programas culturales baja, pero no cesa. ¿Está el talento suficientemente valorado? «Creo que esto está cambiando. Ha habido una época en la que todo el mérito estaba en la imagen y eso nos estaba llevando al desastre. Hay que empezar a cuidar también el interior », concluye Ruth de Andrés.

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