La ruta de Can Yaman por Madrid: de la locura del aeropuerto a su esperanza por volver

El actor acabó ayer un viaje de tres días en el que su éxito apenas le ha permitido salir a la calle

Can Yaman Ernesto Agudo

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Su paso por otros países europeos ya hacía presagiar el huracán que ha desatado en España Can Yaman (Estambul, 1989), uno de los grandes galanes de la telenovela turca, conocido por «Erkenci Kus» y «Dolunay», que emite Divinity. Centenares de «albatras» –como se denominan sus incondicionales– esperaban el pasado domingo a las puertas del aeropuerto de Barajas para ver de cerca al actor de mirada penetrante, cuerpo trabajado y melena castaña , que suele llevar recogida en un moño.

La Policía Nacional tuvo que llevárselo casi en volandas, pese a la decepción del propio Yaman. «Los agentes lo pasaron muy mal, se pusieron muy nerviosos, de lo contrario os hubiera abrazado a todos», se lamentaba minutos después en las redes sociales. Esta misma estampa se ha repetido durante tres días a las puertas del hotel en el que se hospedó hasta ayer, el Riu Plaza de España, donde los clientes tenían dificultades para entrar y salir.

Sandokán y El Duque

No se recuerda un fenómeno fan tan devoto desde el éxito de Sandokán o El Duque de «Sin tetas no hay paraíso». Ni George Clooney formó tanto revuelo con su anuncio de café. Manuel Villanueva, director de Contenidos de Mediaset, reconoció que hacía mucho que no se les colapsaba así la centralita de la cadena, donde Can Yaman grabó un especial de «Volverte a ver» y habló con la prensa.

Yaman comenzó su carrera a los 24 años, tras licenciarse en Derecho y fundar con dos compañeros un bufete, que sigue funcionando sin él. Para suerte de muchas, dio unas clases de dicción para mejorar en los juicios y acabaron fichándolo como intérprete. «Todavía lo estoy digiriendo, no todos los turcos tienen esta oportunidad. En España hay actores y equipos de fútbol muy importantes y uno nunca espera tener la misma repercusión», señaló Yaman. Pese a la fama, mantiene los pies en la tierra: « No voy presumiendo . Gracias a Dios tengo una buena educación y trato de asumirlo todo de forma humilde y rodeándome de mi gente». Tampoco quiere vivir de espalda a sus fans. «Hay que responder a ese amor que te dan, es algo que honra a un actor, y estoy orgulloso de tener ese privilegio», explicó. Eso no significa que no haya vivido ya los «efectos secundarios» de la fama, como no poder «tomar una copa o charlar con amigos». «Hay que lidiar con ello y tener carácter, porque si no pasa factura».

Con la misma inteligencia reflexiona sobre su carrera: «Hasta ahora, a mis 30 años, he elegido encarnar al tío amoroso , al guapo de la serie, por mi tipo y mi carácter. Siempre me preguntan por qué no estoy en series de acción y aventuras. Cada cosa tiene su momento. En diez años, quizá».

La fama le ha impedido disfrutar de Madrid, una ciudad «viva y dinámica», y de su gastronomía. « He estado comiendo en el coche hamburguesas, sandwiches y bocadillos . Me voy con pesar. Espero volver». Tampoco ha tenido tiempo para conocer mujeres españolas, a las que considera «muy pasionales». Puede que lo haga en el futuro, después de realizar el servicio militar que comenzará en enero. Para ello, se alejará un tiempo de la tele, aunque ha pagado al Estado para que su mili sea más corta. Eso sí, deberá despedirse de su melena, para la que ya tiene compradores. El dinero irá a una causa social.

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