Alberto Mielgo y Leo Sánchez, ganadores del Oscar por 'El limpiaparabrisas' AFP

María Estévez

De Torrelodones a Los Ángeles, Alberto Mielgo hizo historia al conseguir su primer Oscar con el corto de animación 'El limpiaparabrisas', que también inauguró el contador de España en esta categoría tras once nominaciones.

–Cruzó el charco hace once años, pero le bastaron dos para ganar un Emmy...

Efectivamente, América tiene eso; premia y se trae a talento sin ningún tipo de miramiento y también porque tienen el dinero. Al poco tiempo un Emmy, a los pocos años otros Emmys, ahora la nominación [ya el Oscar]. Es algo que hacen muy bien, premiar al personal independientemente de donde sean y así fomentan la industria y abren puertas. Me sorprendió a mí también, sobre todo porque vienes de Europa de pegarte.

–Se dice en Hollywood que tiene un brillante futuro por delante.

Tengo esa suerte, por lo menos en el mundo de la animación tengo mi huequito. Yo creo que también porque intento hacer las cosas bastante diferentes. Por varias razones: soy autodidacta y no tengo ni idea de lo que hago y de alguna manera adapto mi estilo a lo que me tengo que enfrentar. Llevo haciendo este trabajo desde que soy chiquitito, y he cogido mis técnicas y mis cualidades. Tampoco me gusta mucho la típica animación comercial, tan exitosa, la fórmula de Disney y Pixar, donde nadie sabe quién ha hecho qué, porque son películas parecidas en cuanto a narrativa, en cuanto a diseño. Ese tipo de cine nunca me ha interesado, yo enfoco la animación a un terreno adulto que es algo difícil pero por lo que llevo luchando un montón de tiempo.

–Cuando habla de ser autodidacta, ¿a qué se refiere?

Ten en cuenta nuestra generación. Yo tengo ahora 42, en mi época no había escuelas de animación, ni de media, ni de 3D, como las que hay ahora. Yo empecé en una escuela de animación cuando tenía 18 años, pero no me la podía pagar y tuve que dejarla a los dos meses porque era privada. Tuve que ponerme a trabajar en un estudio muy pronto, recién terminé selectividad, y ahí es donde realmente aprendí. Yo aprendí técnica trabajando a base de golpes.

–Representa el sueño americano de Madrid.

Muchísimas gracias. El sueño americano no es algo que he buscado ni he querido. Yo a América no quise venir, fue algo accidental. Vine porque me invitaron, porque querían que hiciera la dirección artística de la serie 'Tron', pero yo estaba: «Para qué voy a ir allí». Pero vine, me gustó y el trabajo me interesó mucho y Disney siempre ha sido una referencia para mí. La vida americana, el sueño americano, no es algo que me atraiga tanto como estar en el centro de Madrid y callejear. A mí me da mucha envidia Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Penélope Cruz, gente que ha hecho una carrera brillante e increíble en su país y, además, son internacionalmente conocidos. Ahora estoy de vuelta en España, donde paso muchos meses, y ya no hay tanta necesidad de estar aquí. También me ha gustado vivir fuera y sentirme extranjero. Yo he estado viviendo aquí durante once años y ahora estoy en Madrid más por un tema familiar.

–Tiene su propia productora y quiere desarrollar sus propios proyectos.

Correcto. Ahora mismo estoy intentando conseguir el sueño de Alberto, que no es el sueño americano. Básicamente es intentar producir y dirigir mis películas. Yo tengo mi estudio Pinkman.TV , que tiene la base en Madrid porque allí se fomenta muchísimo la animación, el 3D y los efectos especiales. No tenemos todavía el dinero para pagar 60 o 70 millones que puede costar una película de estas, pero hay unos descuentos muy interesantes del Gobierno que están trayendo a inversores extranjeros.

–Empezó esta película en un bar haciéndose una pregunta existencial sobre el amor. ¿Sigue en ese lugar ahora que tiene el Oscar?

Totalmente. Más incluso porque cuanto más tiempo pasa más me doy cuenta de por qué lo he hecho. Muchas veces empiezo un proyecto sin tener ni idea por donde estoy tirando, pero hay algo que siento dentro que quiero hacer y abuso de ese sentimiento, dirigiendo la película hacia ese sentimiento. En el caso de la película es un retrato del amor social. Antiguamente las parejas estaban basadas en el compromiso. Hoy día somos más individualistas, pensamos más en nuestras carreras, en el poliamor, en experimentar. Vas a una boda y a los dos años ves un divorcio. Es una película muy objetiva.

–¿Es el trabajo más importante que el amor?

Yo soy soltero certificado y así parece que voy a seguir un tiempo. Estoy muy dedicado al cine y al arte. El trabajo y mi estilo de vida no me permiten mantener una relación. Mi tipo de vida es muy difícil de compartir. El amor es una sociedad secreta a la que sólo se pertenece cuando uno está enamorado. Llevamos muchos años preguntándonos qué es el amor y todavía no tenemos una respuesta que funcione.

–Esta es una película para adultos. ¿Cómo se venden este tipo de películas?

Es cierto que es más difícil de vender, pero gracias a los 'streamers' hemos encontrado un lugar para mostrarlas. No es como antes que tú comprabas la entrada y había un 'box office' y si la película era un éxito hacías un dineral. Estamos en una época de oro creativa porque hay muchísima demanda. Nosotros pegamos un bombazo con 'Love, Death and Robots' de Netflix, la audiencia la aceptó, los inversores se quedaron boquiabiertos del éxito que tuvo y ahora estoy teniendo conversaciones que hace tres años eran imposibles.

–¿Qué tipo de películas quiere hacer?

En lugar de retratar a un superhéroe, yo quiero retratar a un superperdedor. Vidas más interesantes, cine más social y eso ahora es posible en este cine de animación. Tengo un montón de proyectos, pero tengo que ver cuál sale primero. Quiero hacer un largometraje de animación. Yo tengo una misión, quiero hacer una película de animación que se pudiera considerar mejor película en los Oscar. Eso sería para mí un sueño, que una película de animación se convierta en la mejor película del año. Ya no solo para mí, sino por pura cuestión de enseñarle al mundo lo que se puede hacer con animación. El arte de la animación lo amo con locura, es mi vida y doy mi vida por ello y quiero que siga progresando y creciendo. Se pueden hacer cosas increíbles visual y narrativamente.

–¿Deja mal sabor de boca que corten su categoría de la ceremonia principal?

Bueno, yo sé dónde está mi sitio. Simplemente aparecer al lado de Penélope Cruz o de Javier Bardem en algún sitio para mí es una barbaridad. Esa gente es un nivelazo, han llegado a unas cosas increíbles. El otro día vi a Steven Spielberg, de lejos y flipé. Yo sé dónde está mi sitio, tampoco pasa nada, esto es un corto de animación. Lo que está claro es que si no hubieran dicho nada, nadie se habría enterado. En realidad, lo que hacen es un falso directo y en televisión todo el mundo está acostumbrado a esto. Muy mal no lo van a hacer porque estamos hablando de Alberto Iglesias y Hans Zimmer, no están dejando de lado a cualquiera. Además, cuando lo anunciaron hubo esa indignación inicial, pero al día siguiente justo estalló la guerra en Ucrania. Yo, personalmente, me sentí algo frívolo como para empezar a protestar sobre esto.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación