El terror da un paso al frente

Las productoras vuelvan a buscar proyectos relacionados con el género después del último éxito de la taquilla, «Malasaña 32»

«Malasaña 32» recaudó casi siete millones de euros ABC

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Da igual qué día sea. Los principales titulares del telediario parecen estar sacados de un guión descabellado. Pese a esto, si uno mira las películas más taquilleras del año, en la tercera posición está otra trama que hizo gritar de terror a más de 600.000 de espectadores. «Malasaña 32» se inspira en una inquietante historia real que escuchó el equipo de la película para demostrar que el género es un buen aliado para conseguir una buena taquilla (casi seis millones de euros, más de tres de ellos en España), y de paso también para volver a poner a Javier Botet en la piel de una criatura horripilante. «Después de otro éxito de taquilla como ha sido “Malasaña 32”, muchas productoras han vuelto a pedir proyectos de terror porque han visto que son económicamente viables y muy rentables», dice a ABC el actor responsable de asustar a espectadores en películas como la mencionada, «REC» o «It».

Escacena, en «Verónica» ABC

Si esta tendencia se había registrado durante los últimos años, con recaudaciones como la «Verónica» de Paco Plaza y sus más de cinco millones euros (3’5 millones en España), el confinamiento ha provocado que se consuma más contenido de ciencia ficción. Parece que el espectador quiere ver a gente a la que le va peor que él. «Y también entra en juego el factor nostalgia . Hay muchas películas que mirar atrás para asustarnos», reflexiona Sandra Escacena, protagonista de la última película de Plaza.

Sin la posibilidad de salir de casa, Dark, el canal lineal especializado en el terror, creció un 65% por encima del mercado durante el confinamiento; un 146% si se mira solo al público más joven. «El terror es un género que atrae a todo el mundo. Además, cada generación ha conseguido definir y estructurar el terror de una forma muy particular porque evoluciona a medida que nosotros vamos evolucionando», explica Patricia Silva, directora adjunta de los canales de cine y documentales de AMC Networks para el Sur de Europa.

Pero, ¿por qué nos gusta el terror? «Es pasarlo bien pasándolo mal. Esa adrenalina que a todos nos gusta sentir y el terror nos lo da. El terror es tantas cosas, tiene tantos subgéneros que al final tiene un poquito para cada uno», añade Silva, representante también de la plataforma Planet Horror . Pese a ser un género que cuenta con muchos adeptos y a haber contado con grandes exponentes, ha sido relegado a la segunda fila en España. «Las películas de serie B que hacía Paul Naschy o cualquier otro proyecto del género de la época no tenían una distribución importante. Entonces eran películas que se hacían con poco dinero para conseguir, al menos, rentabilizarlas. La calidad es obviamente menor [que la actual], pero había mucha alma, mucho cariño gracias a que había gente que amaba el género y lo hacía todo por él», reflexiona Botet.

La primera gran ola

Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar, pero también que lo que sube vuelve a bajar. Pese a ser un género de segunda, la saga «REC» de Jaume Balagueró y Paco Plaza y «El orfanato» de J.A. Bayona, entre otros proyectos, demostraron que podía ser rentable. «También ayudó mucho el thriller de Alejandro Amenábar», apunta Botet. «Los otros» recaudó más de 170 millones de euros en todo el mundo. «Pero tenía un rostro tan fuerte como el de Nicole Kidman, y no había mucho más reparto», apunta David Martí, fundador del estudio DDT SFX y ganador de un Oscar por su trabajo en «El laberinto del fauno». Puede que por eso, a veces, el español medio se olvide de que es una película española.

Esta «primera ola» comenzó, para el maquillador, con Álex de la Iglesia y su terrorífica comedia «Acción Mutante» (1993); aunque si se le pregunta a los directores que formaron parte de ella, señalarían a Chicho Ibáñez Serrador . «Nos enseñó a amar el cine de terror», afirmaba J.A. Bayona días después de la muerte del realizador. «Esa época de efervescencia duró desde 1998 hasta 2010, y causó mucho daño físico. (rié) No parábamos de trabajar, incluso llegamos a solapar proyectos», explica Martí. El ritmo de la industria fue tal que su estudio tuvo que decir «no» a la película que marcaría un antes y un después: «REC» (27 millones de euros, 10 en España), donde Javier Botet dio vida a la perturbadora Niña Medeiros. «Fue muy difícil hacerlo porque habíamos trabajado con Jaume Balagueró desde el principio, pero estábamos ya con otro proyecto, creo que una secuela no muy buena de “Return to House on Haunted Hill” en Budapest», recuerda.

David Martí y el equipo de DDT FX crearon las criaturas de «El laberinto del fauno»

Con el tiempo, las carreras de estos prometedores cineastas se consolidaron. «Con Bayona, por ejemplo, fuimos de “El orfanato” a surfear la ola de “Lo imposible”, y de ahí a luchar con gigantes en “Un monstruo viene a verme”», señala Martí. Este último título es otro ejemplo, junto a la ya mencionada «Los otros», de películas españolas que salieron reforzadas del territorio nacional gracias al apoyo de productoras extranjeras y destacados nombres propios. «El laberinto del fauno» también se suma a esta lista.

«Fuera de España sí que las perciben como películas españolas o europeas. Hay una simbiosis extraña. De alguna manera estamos copiando la fórmula del cine de terror americano, pero la pasamos por tal tamiz que ellos dejan de verlo como cine americano», cuenta. «Por ejemplo, en “El laberinto del fauno”, además de hablar de la Guerra Civil española, nuestro fauno tenía mucho de nuestras raíces, nuestra mitología y nos inspiramos también en los dibujos de Arthur Rackham. Eso hace que coja una esencia más europea».

Una nueva ola... ¿en las plataformas?

Desde entonces, la industria empezó a prestarle un más atención al terror. «Se han hecho más cositas, pero sí que es cierto que va por épocas, por oleadas», apunta Botet. Las plataformas han propiciado que los estadounidenses superen la barrera de los subtítulos. Una buena película de terror puede hacerse en cualquier país porque es más fácil distribuirla y moverla. «Creo que habrá una ola, pero me da que va a ser más de cara a las plataformas », señala Martí.

«Me parece muy cómodo estar en casa y ponerte una película o una serie, pero a mí me gusta ir al cine, comprar mis palomitas y verlo en pantalla grande con desconocidos. La experiencia de ir al cine es algo único que no te va a dar Netflix en tu casa, que también está bien. Ir al cine para mí no es ver una película, es una experiencia. Sales de casa, te arreglas, te metes en una sala con desconocidos, ves la película una pantalla gigante y un sonido estupendo. Allí, uno se ríe de un chiste y te ríes tú, o uno se asusta más de la cuenta y termina haciéndote gracia. Animo a la gente a que vaya al cine», concluye Sandra Escacena.

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