Netflix entra en la campaña de EE.UU. con «El juicio de los 7 de Chicago», su película más política del año
Aaron Sorkin, creador de «El ala Oeste de la Casa Blanca», firma su película más comprometida, que se estrena este fin de semana en cines y el 16 de octubre en «streaming»
El director y guionista Aaron Sorkin da una lección de talento en su nuevo filme, «El juicio de los 7 de Chicago» , que llega este fin de semana a (escasos) cines de España y a Netflix el próximo 16 de Octubre. La cinta relata cómo la protesta pacífica durante la Convención Nacional Demócrata de 1968 se convirtió en una revuelta sangrienta en la que la Policía escogió a dedo a unos pocos líderes sociales para hacerles pagar por las revueltas.
La denuncia del abuso policial y la discriminación racial, en plenas protestas del Black Live Matters y con las elecciones presidenciales en el horizonte, convierten «El juicio de los 7 de Chicago» en la película más política que ha escrito Sorkin hasta la fecha. Y eso que antes había creado series como «El ala oeste de la Casa Blanca» o «The Newsroom». «Puedes encontrar algo de comedia en este filme, pero trato de usar ese humor para engañarte por un segundo antes de darte un puñetazo en el estómago», explicó el realizador en la charla virtual que mantuvo con la prensa, entre ellos ABC.
En «El juicio de los 7 de Chicago», Aaron Sorkin convierte la historia en película y vuelve a demostrar su capacidad para escribir un guión que mantiene al espectador atento a cada coma, a cada espacio para respirar, es un filme donde los actores demuestran que cada escena es importante. Y entre esos actores destaca Sacha Baron Cohen , que representa a Abbie Hoffman para convertirse en el Don Quijote personal de Sorkin, dando alas al idealismo contra la injusticia. Su frase en un momento del filme, «creen que van a conquistar España», es el homenaje de guionista a su obra favorita.
«Para mí, un gran drama judicial necesita sustancia», apunta el director. «El juicio era solo una de las tres historias que quería contar en la película. El segundo tema fue la evolución de las protestas: ¿cómo pasamos de lo que se suponía que era una manifestación pacífica contra la guerra a una confrontación violenta? La tercera línea, más personal y emocional, es una historia de amistad entre los dos protagonistas que no se llevaban bien al principio pero llegaron a respetarse mutuamente», explicó Sorkin, que encuentra el equilibrio justo entre la representación teatral de un escenario único como es la sala de un tribunal con un contexto cargado de acción.
Un trabajo que le coloca como favorito de los Oscar para llevarse la estatuilla a mejor guion y a un seguro contendiente en las categorías de mejor película y mejor director. Porque además cuenta con el apoyo de Netflix, que se volcará en lograr el último hito que se le resiste: el Oscar a mejor película, el primero que se llevaría una película de plataforma.
Steven Spielberg, su padrino
Sorkin aterrizó en «El juicio de los 7 de Chicago» de la mano del director Steven Spielberg: «Pasaron dos cosas: dirigí mi primera película, " Molly 's Game ", que a Spielberg le gustó y empezaron los mítines de Trump. Así que Steven me llamó para insistirme en que reescribiera este guión», confesó Sorkin, quien señaló durante la conversación que la película fue escrita y filmada antes de las tragedias de George Floyd , Breonna Taylor y Rayshard Brooks, tres afroamericanos que murieron a manos de la Policía. Esos acontecimientos recientes han provocado una nueva ola de protestas. « Las similitudes entre mi película y nuestro presente son escalofriantes . La película era relevante mientras la estábamos haciendo, no necesitábamos que fuera más relevante, pero lo es», lamentó el realizador.
Con títulos en su haber como «Algunos hombres buenos» de 1992, de la que escribió el guion, o la adaptación de «Matar a un ruiseñor» para Broadway en 2018, Sorkin demuestra que captura como pocos la realidad política de su país. «Vivimos un enfrentamiento delirante, nos arrestan por manifestarnos, por opinar. Vivimos la demonización de la disidencia en los tiempos actuales . No solo no se puede pensar diferente, sino que te cancelan si no están de acuerdo contigo. Trump quiere ver la destrucción de Estados Unidos. Lo desalentador es mirar hacia atrás, a toda la década de 1960, todos los movimientos por los derechos civiles, y pensar que no hemos conseguido superar los terribles incidentes de entonces. Es cómo construir una casa, tenerla casi terminada y luego viene una ráfaga de viento y la derriba». Sin embargo, Sorkin se apresura a mostrarse positivo. «Esta película termina con un poso de esperanza. Te sientes bien al final».
Historia de un guion
El prólogo fue para el director uno de los aspectos más importantes de «El juicio de los 7 de Chicago», ya que presenta a cada uno de los personajes como un número de Broadway. «Combinar todo eso en escena me asustaba bastante. Solo había dirigido una película antes, con 11 personas en ella. Esta película tiene gases lacrimógenos, disturbios, cientos de extras, fue aterradora», explicó Sorkin.
Mientras hablaba del proceso creativo, admitió que la actualidad fue fundamental para cambiar el texto de la película. Cuando Sorkin vio a Trump hacer campaña con su retórica belicista, entendió que su película era relevante al momento actual. El director ve ecos de la olla a presión que fue el verano del 68 con la situación actual en plena campaña presidencial. «Hay una foto en blanco y negro de los partidarios de los 7 de Chicago frente a los que odian a los 7 de Chicago con tres eslóganes: "América los ama o los deja", "¿Qué pasa con los Derechos Civiles de los Blancos?" y "Lock 'Em Up (Encierrenlos)". Los mismo eslóganes de Trump. Por eso pensé que la película era relevante. Esta no es una lección de historia; esto está sucediendo en estos momentos», apuntó.
Su guion atrajo a un elenco de ensueño: Sacha Baron Cohen, el único actor que queda del guion original de Spielberg, interpreta a Abbie Hoffman. Eddie Redmayne, quien dice que «trabajar con Aaron estaba en mi lista de deseos», interpreta a Tom Hayden, el líder del Movimiento en favor de la Libertad de Expresión , y conocido por ser uno de los exmaridos de Jane Fonda . Frank Langella es el malvado juez Hoffman. Jeremy Strong es el Sancho Panza de Hoffman, Jerry Rubin. Mark Rylance es el abogado defensor William Kunstler, enfrentado al fiscal Richard Schultz, a quien da vida Joseph Gordon-Levitt. Bobby Seale, quien fuera amordazado en la sala del tribunal, es interpretado por el villano de Aquaman, Yahya Abdul-Mateen II. «El elenco fue un sueño hecho realidad. Me sentía un director conduciendo un Ferrari», presumió Sorkin.
«Para mi ha sido un descubrimiento esta historia; primero porque Aaron es el mejor guionista de Hollywood, segundo por cómo la situación política actual se parece a lo ocurrido en 1968, y tercero porque el puño de la solidaridad ha tomado un nuevo significado para mí», confesó Jeremy Strong. El actor, galardonado con un Emmy por «Succession», utilizó el método de mantenerse dentro de su personaje durante todo el rodaje influido por los años en los que trabajó de asistente de Daniel Day-Lewis , de quien heredó su modelo de interpretación.
A su lado, en la mayoría de las escenas, aparece el hombre que creó a Ali G y Borat, Sacha Baron Cohen , dando vida Hoffman, un payaso activista que utilizó la confrontación directa para crear un teatro político radical. « Con mi personaje comparto ese reconocido descaro judío », admitió Baron Cohen, quien, durante su época de estudiante en Cambridge, escribió su tesis sobre la participación judía en el movimiento por los derechos civiles de los negros a principios de los sesenta. « Claro que conocía lo sucedido, estoy muy familiarizado con esta historia . En cuanto a Hoffman, usó métodos absurdos, pero su motivación era auténtica y quiero dejar claro que no he hecho una imitación sino una interpretación».
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