Isla de perros

De naves espaciales a perros parlanchines: así conquista una española el Hollywood en miniatura

Desde Londres, Rut Villamarga es una de las españolas que ha trabajado en las figuras de «Isla de perros», el nuevo filme de Wes Anderson

Rut Villamagna pintando una de las figuras de la película «Isla de perros» R.V.
Lucía M. Cabanelas

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Al contrario que a los perros de Wes Anderson , a los que un autoritario líder de un Japón distópico relega a una isla vertedero, a Rut Villamagna nadie la obligó a irse a Nueva Zelanda a finales de 2010. «Con una mano delante y otra detrás», la española dejó su trabajo y se embarcó en una impredecible aventura. Lo hizo para perseguir un sueño, el de adentrarse en la Tierra Media de «El Hobbit» que iba a dirigir Guillermo del Toro, con el que trabajó en «El laberinto del fauno».

Lo que no sabía es que, al final, ninguno estaría en el proyecto. Al mexicano le aguardaba un Oscar por otra criatura, en este caso anfibia, y a la española, «el inicio de una nueva vida en Londres», donde la esperaban las cicatrices de Frankenweenie, el perro al que Tim Burton resucitó en su última película en stop motion, la nave de los Guardianes de la Galaxia y hasta la manicura de la familia canina del filme más político de Anderson , «lo mejor que este hombre ha hecho nunca».

Con los perros de Wes Anderson R.V.

En la capital británica descubrió que hay vida más allá de la meca del cine. «Nos habían dicho (a ella y a su novio) que aquí se rodaba mucho cine y, efectivamente, uno no es consciente de todo lo que pasa por aquí hasta que se viene. Las películas de Hollywood vienen a Londres a rodar porque tienen muchas más facilidades que en EE.UU.», asegura. También las tienen los que, como ella, trabajan en este mundo invisible a simple vista, pero sin cuya maña sería imposible rendirse a sus encantos desde la butaca. Junto a Rut Villamagna, otros tantos españoles participaron en la cinta del Peter Pan del cine, reivindicando fuera de las fronteras nacionales un trabajo que todavía se les resiste en su país. «En el departamento de marionetas había siete. Nunca he trabajado con tantos españoles desde que vivo en Londres en una película de este nivel; había un montón en toda la producción (...) Hay un gran elenco de animadores y marionetistas en España que, desgraciadamente, se tiene que mover mucho fuera», cuenta esta periodista reconvertida en pintora de elementos de atrezo.

Con la nave de «Guardianes de la Galaxia» R.V.

«Muchas de las cosas que se ven en la gran pantalla son de mentira», explica. Ni la nave de los superhéroes vuela ni la brisa le mueve el pelo al can de «Isla de perros» que, por supuesto, no parlotea como Bryan Cranston. Cada expresivo detalle del filme forma parte de un mundo igual de espectacular, pero en miniatura . «Todo eso hay que construirlo y hacer que parezca real. Yo me encargo de eso. Convierto un cacho de madera, de plástico o de corchopan en una pieza de metal pulido, de madera vieja, piedra... lo que sea», reconoce. Parece magia, pero es cine.

Y también un trabajo arduo, sobre todo a las órdenes de un director tan puntilloso que, además, no es partidario del digital. «Lo más difícil es conseguir duplicar una cara 100 veces y que tenga la peca y la arruga en el mismo sitio, que sean del mismo grosor, la misma forma… hacíamos pruebas en set intercambiando las caras y viendo la secuencia. Es muy complicado que no haya ningún salto ni imperfecto y la atención al detalle es exhaustiva», cuenta.

Con un largo bagaje en este mundillo y Hollywood en el bolsillo, cualquier meta es posible. Después de ver su sueño frustrado y luego cumplido y hasta de trabajar en «Star Wars», Villamagna ya no pierde la esperanza: «No se sabe qué saldrá de la serie de “El señor de los Anillos” pero si se rodara en Nueva Zelanda... Es mi espinita clavada ». De momento, para ir abriendo boca, puede presumir de haber trabajado en la segunda parte de «Animales fantásticos y dónde encontrarlos», el spin off de Harry Potter, que todavía no se ha estrenado. Casi nada.

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