Festival de Cannes: La hora de los monstruos con Almodóvar y Elton John
«Dolor y gloria» y «Rocketman», dos maneras de encontrar y entender al genio que llevan dentro
Primera gran jornada del Festival de Cannes con la llegada de dos estrellas que sobrepasan la altura del Palais, Pedro Almodóvar y Elton John , ambos protagonistas desde lo más íntimo de sus películas, « Dolor y gloria » y « Rocketman », y con la coincidencia de explicar en ambas con mayor o menor elocuencia sus vidas, su personalidad y su obra. La de Pedro Almodóvar compite por la Palma de Oro y ya no es una sorpresa para el público español, pues ha tenido una gran acogida en las salas y en la Prensa en general. Habrá que ver mañana si el ambiente del Festival responde a las buenas expectativas.
«Rocketman», dirigida por Dexter Fletcher , no entra en la competición pero se proyecta aquí como primicia de su inminente estreno. La idea de la película es recrear una ficción que le haga un repaso bienintencionado a la biografía de Elton John , desde su infancia hasta, digamos, que sienta la cabeza. Narrado en clave musical y con una estructura redentora, que comienza con él vestido de demonio emplumado y asistiendo a una sesión de terapia de grupo: esto es lo que he sido. Se ilustra muy bien su época de infancia, sus dotes mozartianas para el piano, la terrible relación con sus padres, un tipo frío y nefasto y una mujer sin grandes, ni pequeñas, cualidades. Quizá algo caricaturesco y extremo el retrato familiar, pero hay que tener en cuenta el punto de vista –el propio Elton John está en la producción del filme–, y entender que no debe de ser nada fácil comportarse como padres de aquel Elton John …
Como es normal en este tipo de biopics (caso reciente de « Bohemian Rhapsody »), el recorrido del biografiado no se traza en toda su negrura, sino que se acomoda y blanquea para hacerlo digerible al espectador, y aunque se repasa todo su catálogo de adicciones y su caída en plancha en la vorágine, el desenfreno y la soledad, nunca se deja de estar a su lado. Quizá lo más logrado de ella sea el tratamiento de la amistad entre Elton John y su amigo y eterno letrista Bernie Taupin, y las interpretaciones que hacen Taron Egerton, algo alejado físicamente de Elton John, pero que le pilla el aura e incluso el tono a las canciones, y Jamie Bell, que le saca jugo o juego a su segundo plano.
Y se quedó un poco enterrada la otra película en competición, « Little Joe », de la austriaca Jessica Hausner, que planteaba una fábula moralista alrededor de la biogenética y la creación de una flor cuyas emanaciones deben de producir felicidad a los que la rodean. La puesta en escena es gélida, en el interior de esa planta donde se hacen los experimentos y en el interior familiar de la protagonista, la responsable del hallazgo de la flor y de sus propiedades, que tiene un hijo adolescente y una plantita con la flor en su casa… Los vaivenes psicológicos, aunque producen cierta intriga, no acaban de explosionar, y la historia no alcanza ni el vuelo metafórico ni la malicia que en manos maliciosas ( Haneke, por decir alguien ) hubiera tenido. Tampoco los actores trasmiten más allá de la onda media. En fin, que se sale de ella sin el menor temor a ponerse una flor en el ojal.