La dirección de los César dimite tras las protestas por falta de paridad y la polémica sobre Roman Polanski
Los miembros de la dirección de la Academia del Cine de Francia anunciaron este jueves su «dimisión colectiva» tras las críticas recibidas en los últimos días por falta de paridad
Tormenta en el cine francés: la dirección de la Academia del cine, que concede los premios César, equivalente a los Goya españoles o los Oscar de Hollywood, ha presentado su dimisión colectiva tras el rosario de escándalos que estallaron, como bombas a repetición, con el estreno de la última película de Roman Polanski, «J’Accuse» («El oficial y el espía»).
La dimisión colectiva de la Academia del Cine se anunció la noche del miércoles, dos semanas antes de la gran velada que debe o debía conceder los César de este año, a finales de este mes de febrero.
La última película de Polanski figura o figuraba entre las grandes favoritas para recibir uno o varios de los César más emblemáticos.
Esa selección previa, consumada en unas condiciones tan oscuras como es tradicional en la historia de los César provocó una ola de críticas de todo tipo .
Numerosas asociaciones feministas montaron una campaña muy dura, contra Polanski, contra la Academia del cine, contra el presidente y miembros de esa asociación, acusados de «hacer el juego» y ser «cómplices» de un director que utiliza su gran talento, reconocido, para intentar presentarse como «víctima» acusada «injustamente», cuando numerosas mujeres lo han acusado de violación y violencias sexuales.
El escándalo Polanski amenazaba y continuará amenazando la ceremonia de los César , si llegan a celebrarse. También desenterró un largo rosario de críticas de todo tipo contra el equipo director de la Academia del Cine, acusados colectivamente de «opacidad», «arbitrariedades», «favoritismos», imponiendo criterios de selección que no siempre corresponden la realidad y diversidad del cine francés de nuestro tiempo.
Ante el escándalo Polanski, la dirección de la Academia intentó argumentar que los César no tenían «vocación» de pronunciar «juicios morales», subrayando que, desde su óptica, «J’Accuse» («El oficial y el espía») es una de las mejores películas francesas de los últimos tiempos.
Ese tipo de comentarios agravó las protestas de todo tipo. Hasta que la dirección de la Academia se vio forzada a presentar su dimisión colectiva, la noche del miércoles, con un comunicado oficial, redactado en estos términos:
«Para rendir homenaje a todos aquellos que hicieron el cine francés de 2019, para recobrar la serenidad y seguir adelante con la gran fiesta del cine nacional, el consejo de administración de la Academia del cine presenta su dimisión colectiva, decidida por unanimidad. La dimisión colectiva permitirá proceder a una renovación completa de la dirección».
A los pocos minutos de conocerse la noticia, Franck Riester, ministro de cultura, se felicitó por la dimisión colectiva, con otro comunicado oficial, en el que se afirma: «La renovación de la Academia del cine permitirá representar al cine francés, en todas sus estéticas y sensibilidad, permitiendo a la nueva Academia encarnar la difusión y celebración de su gran arte».
Consumada la dimisión, queda en el aire la celebración de la 45 edición de los César que estaba prevista el próximo día 28 de este mismo mes de enero.
A última hora de la noche del miércoles, el cine francés vivía horas de tormenta e incertidumbre. La crisis de la Academia ha dejado al descubierto enfrentamientos, tensiones, incomprensiones, que llevaban años incubándose. El escándalo Polanski ha sido la «bomba» que ha hecho estallar una institución caída de hinojos en una crisis sin precedentes.
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