El cine español nació con una pelea de bar

La Filmoteca Española estrena una compilación con grabaciones de la prehistoria del cine español que comienza con 'Riña en un café', la primera ficción rodada en nuestro país

Un momento de 'Riña en un café' Filmoteca Española
Bruno Pardo Porto

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La primera ficción que alguien rodó en España se llama ‘Riña en un café’ . No es broma. La pieza dura poco más de un minuto, pero ahí podría estar resumida la historia del país: lo que va del hedonismo a una guerra civil, del terraceo a la gresca. En la escena vemos a unos jóvenes dicharacheros compartiendo risas y brindis (al sol). De pronto, uno se levanta de su asiento y empieza a sacudir a un hombre que pasaba por allí, quién sabe si por un lío de faldas, como en Troya. Es un duelo a garrotazos, pero con final feliz, porque terminan estrechándose la mano, sellando la paz. El autor de esta maravilla es Fructuós Gelabert, uno de los pioneros del séptimo arte en nuestro país. La filmó en 1897, aunque el material original se perdió, y lo que tenemos ahora es la recreación que el propio Gelabert hizo en 1952, casi medio siglo después, ya bastón en mano. Precisamente, con sus imágenes comienza ‘Nitratos #3. Riñas y danzas’ , la nueva compilación de grabaciones mudas de la Filmoteca Española, que está disponible en el canal de Vimeo de la institución hasta el 11 de junio .

«Es algo muy goyesco, sí. Parece casi una respuesta a nuestra cultura, a nuestro ADN», comenta entre risas Carlos Reviriego , director de programación de la Filmoteca. Esta entrega de la serie ‘Nitratos’ se sumerge en los orígenes del cine español, utilizando materiales de finales del siglo XIX y principios del XX. Quitando la recreación de Gelabert, no hay nada posterior a 1907. Fundamentalmente son peleas y bailes, dos acontecimientos de naturaleza bien distinta, pero que exigen coreografías similares. «Aquello era lo que los espectadores querían ver, y lo que el cine mudo podía ofrecer entonces. Era un espectáculo tremendo popular en aquellos tiempos. La cámara estaba fija, respetaban la mirada humana, y todo el dinamismo estaba dentro del plano: el movimiento de los actores, la mímica o las actuaciones histriónicas. Lo que vemos son situaciones que generan ese desequilibrio, que son burlescas y hasta grotescas», explica.

En total son veintiuna piezas, que juntas suman veintidós minutos de metraje. Hay de todo. Dos luchadoras de sumo, que por arte de magia cambian de género. Un payaso, claro. También un mono con feriante, o viceversa. Y un equilibrista decapitado, por lo que sea. Un cura. Un demonio mutante. Un ejército. Carreras de obstáculos. Soldados. Gente hábil, gente torpe. Danzas imposibles o ridículas. En fin, una fiesta disparatada. «Son, en su mayoría, vistas de operadores Lumière, que filmaban en España. Muchas pertenecen a la colección monumental de Antonio Sagarmínaga , que adquirió la Filmoteca en los noventa y que fueron restauradas en 2011», apunta Reviriego.

La idea de ‘Nitratos’ no es la simple recopilación de grabaciones añejas, sino su actualización: generar un diálogo entre esta tradición visual y la música contemporánea. En esta ocasión ha sido Pucho , cantante de Vetusta Morla, el encargado de musicar y seleccionar las piezas de ‘Nitratos #3’. «Ha sido un doble reto. Yo nunca había hecho ninguna composición en solitario, fuera de la banda. Y además no toco nada de manera correcta, no como para componer, al menos. Así que hice todo a partir de la voz, que es mi instrumento», cuenta, al otro lado del teléfono. Es curioso: darle una banda sonora al cine mudo solo con la voz.

El resultado no es una pieza unitaria, sino ecléctica, que toca el krautrock, el mambo, la samba, el pasodoble o el triphop. Es una apuesta arriesgada , pero que a fuerza de abrazar el ritmo de las imágenes acaba por encajar de una forma extraña y sarcástica, que era lo que le pedían estas grabaciones. Cabe casi cualquier cosa en esta discoteca de personajes extraños. Pucho, que es un cinéfilo de pro, dice que ha disfrutado mucho con este ejercicio arqueológico, porque en esos nitratos ha encontrado una esencia perdida entre tantos fuegos artificiales. Una mirada inocente, lúdica. «Lo que me fascina de volver a estas piezas es poder educar de nuevo nuestro acercamiento a las imágenes. Trasladarte a esos años en los que todo está por hacer te permite ver cuál es la base de todo, que con muy pocos medios se consiguen emociones. Hay una pureza ahí... Volver a estas vistas es un ejercicio de depuración en estos tiempos de barroquismo audiovisual», señala.

Al músico, por cierto, le hace gracia ‘Nitratos #3’ se abra con la ‘Riña en el café’. «Es algo muy folclórico. Y es bastante significativo, además, que sea la primera ficción del cine español. En estos tiempos de bronca continua es representativo de cierta españolidad . Ahora que estamos en el año Berlanga me recuerda mucho a él», remata.

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