Crítica de 'Top Gun: Maverick': Más encanto, más aventura, más madurez y a más altura

La película vuela sin perder ni un gramo de interés y fascinación, con todas sus claves y códigos del cine militar, romántico y de aventura extrema

Solo Tom Cruise resiste el paso del tiempo en 'Top Gun'

Oti Rodríguez Marchante

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Hace treinta y cinco años ‘Top Gun’ hizo furor por su aventura, por su romanticismo, por el atractivo de Tom Cruise y Kelly McGillis, por su concepto visual y videoclipero y por esa canción, ‘Take my breathe away’ , que te animaba a andar a cámara lenta. Su continuación ahora en ‘Top Gun: Maverick’ respeta el tiempo transcurrido y conserva a algunos de sus personajes principales, por supuesto el de Maverick, que milagrosamente interpreta con el mismo ímpetu juvenil Tom Cruise; el de ella, la chica, que por razones que no vienen al caso ya no puede interpretar Kelly McGillis y lo encarna ese otro milagro de la naturaleza que es Jennifer Connelly , y el de Tom Iceman, que hacía y vuelve a hacer Val Kilmer , aunque ahora casi como un homenaje y adaptado a la enfermedad que padece el actor. Y hay personajes nuevos y potentes para Miles Teller, Jon Hamm, Ed Harris y más.

El director, Joseph Kosinski , bien adiestrado en el cine de acción, ha amplificado este aspecto de la anterior película, y la aventura con los aviones, la misión militar, la tensión y el espectáculo aéreo y bélico superan cualquier expectativa de los amantes de este tipo de cine agitado y rebosante de adrenalina. Pero Kosinski también ha amplificado las otras dos líneas sustanciales del ‘encanto Top Gun ’, su historia de camaradería, heroicidad y valores patrióticos y su vuelo romántico entre el piloto y la chica solitaria, aquí menos enfocada a lo tórrido, sudoroso y sexual, pues ambos, Cruise y Connelly, dos ‘sanluises’, sí, pero ya con una edad en la que no resulta elegante destrozar catres.

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Top Gun: Maverick

Top Gun: Maverick

El singular trío de guionistas (Kruger, Singer y McQuarrie) da con la tecla perfecta para que los sentimientos cojan una altura de F-14 con la inclusión del personaje de Rooster (hijo de Goose, el compañero muerto en la vieja película) que mantiene un enorme catálogo de rencores hacia Maverick

Entre este hilo argumental, el hilo de seda de Jennifer Connelly y los preparativos y ejecución de una misión imposible la película vuela sin perder ni un gramo de interés y fascinación, con todas sus claves y códigos del cine militar, romántico y de aventura extrema, con su caída controlada en la estética de clip y spot, con su exceso patriótico, con su talento para atraer todo tipo de miradas y gustos (es notable el guiño de la repetida escena de pilotos jovencitos y macizos en la playa, en la que participa el maduro Tom Cruise, no ya sin pudor sino sin que apenas se noten diferencias).

Será muy difícil que haya un solo espectador que no encuentre su modo de agradecerle el rato a esta película, sea con los ojos muy abiertos, sea con el entusiasmo desbordado o sea con nostalgia e incluso alguna lagrimilla.

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