Crítica de 'El juego de llaves': Cómo apostatar de la monogamia pingüina
Hay alguna escena cochambrosa y alguna otra medio sexy y que podría emparejarse, por lo bajo, a la de la orgía enmascarada de 'Eyes Whide Sut', de Kubrick, pero conviene no emocionarse mucho
Adaptación de Vicente Villanueva a 'tiempo largometraje' de la serie mexicana 'El juego de las llaves', en la que se cuenta un conveniente y vidrioso cruce de parejas gracias a las características de dicho juego, que consiste en poner todos los 'amigos' participantes sus llaves en un recipiente y luego dejarle al azar la elección del emparejamiento y las 'por consiguiente' actividades nocturnas. No hay apenas seriedad y propósito de madurez en la propuesta ni del juego ni de la película, pues se trata de rebatir con comedia y enredo esa discutible sentencia por la cual los únicos monógamos son los católicos y los palomos (todo el mundo sabe que los auténticos monógamos son los pingüinos).
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La construcción de los personajes se atienen rigurosamente a los enunciados del cliché: esposas en tránsito e insatisfechas, maridos comodones y atribulados, jovencita 'millennial' de mente y cuerpo completamente 'realizados' y todos ellos con la excusa de aprobar viejas asignaturas pendientes. En fin, un argumento sin esquinas imprevistas y muy volcado en la juerga del sexo y en derribar esas insoportables barreras de la pareja, la fidelidad, el compromiso, las rutinas y las opciones sexuales unívocas.
Como es natural, entre ese ímpetu por sacarle broma a las situaciones comprometidas y eróticas, hay algún momento en el que algo parecido a la gracia hace su presencia; pero no necesariamente. Los actores están bien entregados a lo patético de sus personajes, y sin dejar en ellos alguna reflexión madura que merezca la pena apuntar: luchan por estar a la altura de las espinosas circunstancias, por obtener algo de verosimilitud en su comportamiento y poco más. Hay alguna escena cochambrosa y alguna otra medio sexy y que podría emparejarse, por lo bajo, a la de la orgía enmascarada de 'Eyes Whide Sut', de Kubrick , pero conviene no emocionarse mucho.