Crítica de 'Las ilusiones perdidas': París del XIX, mundo del XXI

El argumento se centra en la peripecia parisina de un joven poeta de provincias, sus ilusiones por el éxito literario y social y el modo en que se va acomodando a las circunstancias y perdiendo su pureza

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Oti Rodríguez Marchante

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Además de una lujosa ambientación y una cuidada puesta en escena, lo extraordinario de esta adaptación de la novela de Balzac , un formidable estudio de costumbres y preceptos sociales e individuales en la Francia del XIX , es su curiosa conexión con los modos, vicios y concordias con la actualidad en sus capas de privilegios artísticos y profesionales, y muy especialmente en el retrato que borda de los medios de comunicación y de los centros del poder y apaño de la opinión. El argumento se centra en la peripecia parisina de un joven poeta de provincias, sus ilusiones por el éxito literario y social y el modo en que se va acomodando a las circunstancias y perdiendo su pureza.

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Las ilusiones perdidas

Las ilusiones perdidas

Lucien de Rubempré modela su aspecto exterior y sus anhelos interiores según 'París' se lo exige, a la vez que también afila su pluma y su alma al servicio de la moda y de un periodismo naciente que describe lo cultural ­–teatro, literatura, editorial…– como un campo embarrado de intereses y excesos donde lo más valorado es el ingenio para maquillar la corrupción y la gracia para la ofensa y la presunción de carecer de principios. Es la parte de la película más cínica y maliciosa, también graciosa, la que el director, Xavier Giannoli , le dedica a la relación de su personaje central con los editores, periodistas de a tanto la crítica y artistas que trafican con el aplauso y el éxito.

El apartado romántico, sus amores ligeros con la nobleza y sus amores tórridos con Coraline , el único personaje realmente noble a pesar de su carácter frívolo y casquivano, le aporta a la historia un tono melodramático que entretiene, quizá en exceso de tiempo y maquinación (aunque dos horas y media no es mucho para capturar el novelón de Balzac), todo ese fresco de inmundicia y libertinaje ideológico que plantea 'Las ilusiones perdidas'.

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