Crítica de «Dehesa, el bosque del lince ibérico»: Magnífica ventana a un mundo salvaje, natural y cercano
«Además de entretenidísimo, el trabajo es sorprendente por la calidad y precisión de sus imágenes»
El documentalista Joaquín Gutiérrez Acha tiene demostrado en sus trabajos anteriores («Cantábrico» o «Guadalquivir») su enorme profesionalidad, su ojo avizor y, sobre todo, su paciencia infinita para atrapar con su cámara todo ese mundo natural e «invisible» donde animales de todo tipo, tamaño y condición hacen lo que saben y pueden, esconderse, reproducirse y comerse unos a otros. En esta película se instala en ese bosque mesetario de encinas y alcornoques que se llama Dehesa , donde campean por los alto las águilas y a pie de hierba el lince ibérico, mientras que los conejos, roedores y otros animalillos se esfuerzan en no ser parte del «self service» cotidiano. En fin, lo que es un documental sobre la mera, dura y vistosa supervivencia en un entorno salvaje y natural.
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Además de entretenidísimo, el trabajo es sorprendente por la calidad y precisión de sus imágenes, insólitas muchas de ellas (ver un lince viene a ser como ver el famoso «rayo verde») y que forman una narración ágil, divertida e instructiva. Además, las dehesas, que retroceden ante el impulso del cambio climático, acogen a otras especies animales que viven de y en ellas, como el cerdo ibérico o el toro bravo. El texto que acompaña a lo que vemos tiene, quizá, un exceso de elaboración y de intensidad lírica , pero es pertinente y pedagógico, puro aliño; aunque ya se sabe que hay a quien le sobran las salsas.
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