Crítica de 'El suplente': Mundo y escuela en un barrio marginal
Si el aprobado es un final feliz, esta película provoca algo parecido a un ‘happy end’ en el ánimo
No hay ni busca originalidad Diego Lerman en lo que quiere contar en esta película, pero sí, en cambio, una mirada pura al recorrido de su personaje por la historia, un escritor frustrado que entra como profesor suplente de Literatura en un colegio de los suburbios de Buenos Aires. Ese personaje lo interpreta Juan Minujín , cuyo rostro, muy buscado por la cámara, sabe comprender y explicar ese choque con el paisaje de barriada en construcción, con la desgana de unos alumnos que consideran la lectura una pérdida de tiempo, con los problemas de droga y marginalidad incluso en el interior de la escuela o con su propio fracaso como escritor, como marido y como padre.
Ficha completa
El suplente
En el recorrido vital y docente de Lucio (Minujín) y en la comprensión de su lugar en ese complejo mundo consiste el argumento de ‘El suplente’ , que mantiene siempre un atractivo interés por la diversidad de sus hilos narrativos, la relación con un alumno especialmente conflictivo, con su hija preadolescente y combativa (que interpreta Renata Lerman , hija del director y que consiguió un premio como actriz de reparto en el Festival de San Sebastián) o con la presencia lejana de su exmujer ( Bárbara Lennie, que con apenas nada arma un interesante personaje, pero para otra película) o la muy cercana de su propio padre, apodado El Chileno y un hombre respetado por su labor social en el barrio.
Todo es sencillo, creíble, fresco, incluso ese mundo tan difícil de atrapar que es el interior de una clase llena de ‘gentecilla’, y está tratado con enorme vocación estética, con un buen tratamiento de la violencia, y de la luz, de los espacios interiores y de ese exterior como de wéstern urbano. Y si el aprobado es un final feliz, esta película provoca algo parecido a un ‘happy end’ en el ánimo.
