Crítica de «Historia de un matrimonio»: Infelices para siempre

Antonio Weinrichter

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21/11/2019 a las 23:19h.

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Antes de pasar a recomendar absolutamente esta película, dos notas. Su director Noah Baumbach es uno de los tesoros ocultos del nuevo Hollywood, oculto porque hace ese tipo de comedias y dramas, psicológicos para más inri, que la meca del cine –de franquicias– ya no considera rentables, para su vergüenza y nuestro descontento. Y segundo, y relacionado con lo anterior, resulta que es en el temible Netflix en donde directores como él encuentran financiación: véase en dicha plataforma su anterior título, «The Meyerowitz Stories», igualmente recomendable.

Pero aquí Noah se ha superado. Obras suyas anteriores podían sustentar su atractivo en el de estrellas como Nicole Kidman o Greta Gerwig, pero esta se apoya en el puro y duro trabajo de Scarlett Johansson y Adam Driver, que no son desconocidos del todo pero que aquí sangran, sudan y lloran durante más de horas que nos dejan exhaustos y satisfechos a la vez. Estrictamente hablando, es la historia de un divorcio más que de un matrimonio, como reza el título: lo que se detalla con la fastidiosa minuciosidad de un policiaco procedural es el doloroso proceso de la industria legal de la separación. Y de verdad que da miedo.

Negociar una separación obliga a repasar cómo se formó la pareja, los tiempos felices y cómo se torció la cosa . Es lo que hacen los dos protagonistas en una sucesión de secuencias que alcanzan una intensidad digna de Bergman (el de «Escenas de un matrimonio», por ejemplo) cuando discuten juntos. Y lo que intentan explicar a sus abogados, un desfile de operativos del fracaso conyugal a los que prestan rostros como Ray Liotta, Alan Alda y la superlativa Laura Dern. No hay escena mala, no hay un paso en falso, no hay sentimentalismo: sólo un equipo de artistas en estado de gracia.