Crítica de «Los miserables»: La periferia como centro de la revuelta

Un relato duro, fresco, como de documento recién horneado y sin previo aviso, y que tiene mucha más fuerza en su presentación y primeros «coqueteos» de la trama que en su posterior desarrollo

Imagen de «Los miserables»
Oti Rodríguez Marchante

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No es una adaptación de la obra de Victor Hugo, sino un vistazo actual y más de cerca a ese asunto siempre de moda sobre la juventud marginada y los problemas sociales y raciales, que la película sitúa en esta época y en el «banlieu» de París, en el barrio de Montfermeil (donde se refugió Jean Valjean, el personaje de la novela de Victor Hugo , y esa es la conexión entre las dos obras). Es el primer largometraje de Ladj Ly y recibió por él un Premio del Jurado en la última edición del festival de Cannes.

Comienza con unos Campos Elíseos invadidos por miles de fulanos entre la histeria y la revuelta, pero no es la revolución, es la celebración del triunfo de Francia en el Mundial de Fútbol… Un entusiasmo impregnado de nacionalismo que se sustituye pronto por la vuelta a la vida real en los suburbios, que es donde «Los Miserables» ancla su mirada para ofrecer las tensiones cotidianas, casi rutinarias, entre la Policía y los exóticos grupos de pandilleros de todos los colores y culturas que controlan el barrio.

El director, que sin duda sabe de lo que habla (de su propia experiencia y de su propio barrio), organiza un relato duro, fresco, como de documento recién horneado y sin previo aviso, y que tiene mucha más fuerza en su presentación y primeros «coqueteos» de la trama que en su posterior desarrollo. Curiosamente, la cámara de Ladj Ly se sitúa al lado, digamos, de la Policía, de tres agentes, y uno de ellos novato, que peinan y patean esas calles que siempre están dispuestas a acoger y jalear explosiones de violencia. Es una historia de fricciones y violencias, familiares, religiosas, raciales…, y la cámara las recoge con mucha pirueta y rabia, con un fondo actoral, aparte de los protagonistas, compuesto en su mayor parte por chicos y gentes del barrio que se mueven en él con absoluta naturalidad y entrega.

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