Crítica de 'El engaño': Erotismo e intriga en una casa de ensueño
Lilly Krug y Cameron Monaghan protagonizan un thriller con pocas ideas originales y un John Malkovich que se parodia a sí mismo
'El engaño' es una película destripadora desde el título, aunque las cartas estaban tan marcadas en las primeras páginas del guion que no habrá más de dos espectadores por sesión que se dejen engañar por la angelical protagonista. La actriz alemana Lilly Krug tiene una arquitectura convincente y estudia psicología, pero ni por esas. A su lado, el otro gran protagonista es Cameron Monaghan , a quien hemos visto crecer en 'Shameless', mientras que John Malkovich apenas funciona como reclamo en un papel autoparódico.
El madrileño Luis Prieto , director 'criado' en Estados Unidos, debutó hace dos décadas con el corto 'Bamboleho', que ganó decenas de premios. Desde entonces se ha ganado una reputación y un lugar en la industria. A España volvió para dirigir algunos capítulos de 'White lines' , una serie más interesante de lo que se dijo. En 'El engaño' se hace cargo de otra historia ajena y llena de clichés, pero ¿acaso un cliché no es algo que ha triunfado muchas veces?
Ficha completa
'El engaño'
La historia que cuenta es digna de un telefilme, como tantas obras maestras, por otro lado: un millonario tecnológico 'encuentra' a una joven irresistible y en apuros que consigue echar algo de picante en su menú de unos y ceros. El resto no es fácil de imaginar porque ocurren muchísimas cosas, pero el engaño principal es un secreto a voces.
Con 'La habitación del pánico' aprendimos en qué consistía ese búnker casero para ricos y aquí descubrimos hasta dónde llegan las casas domóticas de última generación. Ese lujo del escenario es uno de los grandes atractivos de la cinta, que por otro lado recuerda a tantas películas a las que roba ideas sin pudor que no merece la pena enumerarlas.
Por el lado más positivo, Prieto demuestra tener una mano vigorosa a la hora de filmar, e incluso se permite un homenajito a 'La naranja mecánica' , pero no es capaz de elevarse por encima de un libreto previsible incluso cuando nos sorprende. Si obviamos a Malkovich, sus protagonistas dan el pego y escapan de la caricatura.
