Crítica de «Algo celosa»: Madre madrastra

«La película tiene la elegancia de no reducir las actitudes de la madre a una cuestión hormonal»

Escena de Algo celosa
Antonio Weinrichter

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Había un anuncio de cremas que mostraba a madre e hija paseando y alguien decía, «Pues parecen hermanas». Esta película muestra el reverso tenebroso de esas pócimas anti-edad: la madre, viendo que su proyecto de ligue ocasional mira de más a su hija, se convierte en madrastra . Los celos no están proporcionados porque la mamá está interpretada por Karin Viard: si la ven una foto, o en la película misma, ya me dirán. Pero es que además no se dirigen sólo hacia su blancanieves particular: una nueva compañera de trabajo, también más joven, una pareja de cordiales vecinos… todos alimentan a la bestia que ha despertado en su interior y que la película tiene la elegancia de no reducir a una cuestión hormonal. O a una mera cuestión de vanidad, ante los ajustes obligados que nos impone la llegada de la madurez .

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Algo celosa

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Recientemente Isabelle Huppert, que no se asusta ante nada, encarnó una versión sublime y despojada (como siempre en ella) de este tipo de crisis vital en «El porvenir». Los directores de «Algo celosa», los hermanos Foenkine, y la propia protagonista Viard tienen el mérito de no haber eludido, dentro de un formato más comercial que siempre nos pide cierta complicidad con el personaje, los extremos más oscuros de este descenso al limbo de los que ya no parecen de la misma edad que sus hijos…

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