PLAN B

Un paseo con Ismael Serrano: «Siempre descubro cosas nuevas, eso es lo bonito de Madrid»

El cantautor madrileño cumple 20 años de carrera con la guitarra al hombro, con los mismos objetivos y obsesiones: cantarle a lo que le emociona y sentirse menos solo

Para ello elige la capital de España, fuente de inspiración y refugio en sus bares, restaurantes y librerías

Ismael Serrano posa en la azotea del Hotel Índigo Gran Vía MATÍAS NIETO
J. G. Stegmann

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«Maldita ciudad, no es tu mejor momento y aún estás hermosa. He de confesarte que te eché de menos. Agarro la guitarra y canto para ti. Qué bueno estar en casa. Vuelvo a Madrid». Ismael Serrano acaba de cumplir nada menos que 20 años de carrera. Pero desde aquel lejano 1997, cuando vio la luz su primer disco, Atrapados en azul, no tantas cosas cambiaron. Serrano sigue buscando inspiración , como siempre dice, en «la belleza del escombro» y, sobre todo, en aquello que le emociona. Por ejemplo, Madrid, que sigue deslizándose en cada uno de sus versos. Esa «maldita ciudad» con carácter de pueblo sigue vestida de cosmopolita, con los defectos que esta palabra implica: atascos y más atascos, prisas, empujones, contaminación... Pero es su hogar. Y esa es la sensación que Serrano confiesa tener cada vez que regresa de algún viaje transoceánico: «Al volver a Madrid , siempre tengo la sensación de llegar a casa».

En busca del paraíso

El hogar no es solo su casa de Pozuelo, son los rostros, las calles, el metro y, por supuesto, los bares. Concretamente los de La Latina , barrio elegido por el cantautor para perderse o encontrarse con amigos y discutir sobre política en alguna barra, junto a un Ribera y un buen queso.

Cuando el frío de esta ciudad empieza a castigar, Serrano sale de su estudio de La Latina, bautizado «Los Paraísos Desiertos» como uno de sus discos, en busca de un nuevo paraíso: el Tempranillo. En esta taberna de la Cava Baja la sonrisa y el cálido abrazo de los camareros, Jesús y Óscar, derriten el hielo de un barrio donde siempre hay fiesta y que no necesita luces de Navidad . Después de una buena ración de mollejas de cordero o de jamón ibérico, Ismael deja el Tempranillo y sigue su andadura por otro de sus bares favoritos, en la Plaza de la Paja, también en La Latina: el Delic . «Siempre paso por allí para tomar un mojito». Los tragos en este bar suelen acompañarse, sobre todo por los más golosos, con imponentes tartas : zanahoria, chocolate y hasta merengue con dulce de leche para los más valientes.

«Animal de barra»

Ismael confiesa ser un «animal de barra», de ahí que elija tabernas y bares antes que restaurantes. Sin embargo, cuando la ocasión lo requiere, tiene sus favoritos, también en La Latina. «Para comer me gusta La Musa o Juana La Loca». De regreso a su estudio, en la calle Calatrava, Ismael no olvida pasar por Casa Dani . «Los conozco de toda la vida y allí tienen un embutido buenísimo», asegura.

Ismael Serrano en Tempranillo, en la Cava Baja, 38 MAYA BALANYÀ

Es esa esencia de barrio, de bares y locales de «toda la vida» lo que explica la pasión de Serrano por La Latina , y que teme que se pierda producto de la gentrificación. «Todos los pisos que se quedan vacíos se alquilan a los turistas y eso, de alguna manera, está destejiendo la red que mantenía unida al vecindario. Se está desdibujando el entramado de convivencia que le da cohesión al barrio. Esto lo salvan iniciativas como el Campo de Cebada, que se lo apropiaron los vecinos y lo conviertieron en un centro cultural».

Puede que La Latina sea su favorita, pero Serrano tiene otra casa: Chueca. Allí está el Libertad 8 , mítico local de música que lo vio crecer como artista (antes La Redacción, en la calle Cervantes, ya cerrado). De vez en cuando se deja ver allí y, si la noche amerita, algún afortunado puede verlo arriba del escenario acompañando a algún nuevo cantautor o poeta.

Antes de continuar el recorrido por Madrid, Ismael se detiene en un garito de música en vivo en el que nunca cantó pero rescata como un «acto de heroicidad» en un difícil contexto para el mundo de la música. « La Fídula es un garito que lleva una chica muy joven y que tiene una programación muy interesante», asegura.

Libreria Mendez MAYA BALANYÀ

Pero el refugio de este madrileño no solo está en los garitos de música o bares de toda la vida donde se encuentra con amigos. Tambié busca cobijo en las librerías de Madrid donde rescata versos que también son fuente de inspiración a la hora de componer. Desde poetas latinoamericanos como Benedetti, Pablo Neruda , César Vallejo, Jaime Sabines. pasando por la poesía de la experiencia como la de Luis García Montero hasta llegar a la social de Ángel González, Goytisolo o Celaya. Las casetas de libros de la Cuesta Moyano, junto al Retiro, donde de vez en cuando aparece alguna reliquia o las librerías Elektra (de cómics), en la calle San Bernardo o Méndez, en la calle Mayor son las más frecuentadas por el cantante.

La fiesta del encuentro, el vino y la amistad da paso a otra que para Ismael ha marcado los recuerdos de su infancia: la Navidad . Desde La Latina a Chueca hace una parada obligatoria por el centro, donde en la Plaza Mayor lo esperan a él y su pequeña hija Lila los célebres puestos de figuras para el Belén. Serrano cuenta que esta costumbre la trae desde pequeño. «Las fiestas de Navidad eran fechas muy señaladas porque era la oportunidad que teníamos para juntar a toda la familia. Aunque exista el tópico de que es una época para el consumo, a mí siempre me ha fascinado. Recuerdo que para montar el Belén íbamos a unos descampados en frente de la casa de mi abuela, en Entrevías, para coger musgo y hacer el césped». Hoy celebra la Navidad en su casa de Pozuelo , junto a su mujer, su hija, sus padres, hermanos y sobrinos «y algún huérfano que se haya quedado colgado», bromea. «Es una fiesta de puertas abiertas».

Otra forma de vivir la Navidad

Ismael Serrano en el jardín del Príncipe de Anglona MAYA BALANYÀ

Ismael confiesa que la llegada de su hija le ha permitido recuperar la ilusión que tenía por la Navidad. «Es como una regresión a la infancia, por eso espero montar un Belén con ella como hacemos con el árbol de Navidad, que se queda montando hasta mi cumpleaños en marzo y que se mezcla con la decoración de Halloween que nunca sacamos», cuenta riéndose de sí mismo.

Su amor por la magia de esta fiesta no se limita a recorrer el camino con su hija que hizo de pequeño. Ismael va más allá, y su próximo proyecto, que verá la luz el próximo 28 de diciembre, será un concierto de Navidad para niños. Este nació de un espectáculo, también para los más pequeños, llamado «Oliverio y la tormenta» , que se estrenó en Madrid y que fue protagonizado por la actriz (y mujer del cantante) Jimena Ruiz Echazú, junto a Oliverio, un ratón muy travieso que tiene la costumbre de robar calcetines. Es muy divertido pero, al caer la noche y avecinarse la tormenta, empieza a sentir miedo. Por suerte, cuenta con su amiga Emma (Echazú) que le enseñará que siempre, con ayuda de la imaginación, el miedo se puede convertir en una oportunidad para pasarlo bien.

El formato del concierto de diciembre es similar al de la obra teatral: Echazú en escena e Ismael y una pequeña banda acompañando. Aunque la diferencia es que el espectáculo será «más festivo, lúdico, con un componente de celebración».

Cines de barrio

Otra pasión de la que Ismael puede disfrutar en la capital es el cine. Su local favorito, sin embargo, cerró como tantos otros, lamenta, para acoger a grandes firmas de ropa. «El cine de barrio ha desaparecido. Yo iba al Excelsior que estaba en Vallecas y que tenía sesión continua. Te metías a ver una peli a la mitad y te quedabas a ver el comienzo que te habías perdido. Allí ví todas las de la Guerra de las Galaxias, las de Walt Disney ...». Como es más devoto de la versión original opta por los cines de Princesa , o el Ideal, junto a la Plaza de Jacinto Benavente.

¿Queda algo de Madrid que Ismael Serrano no haya desnudado aún? Sí. Todavía sigue descubriendo con cierta frecuencia lugares desconocidos en la capital, fruto de su curiosidad, casi periodística, probablemente heredada de su padre. «Siempre descubro cosas nuevas, eso es lo bonito de Madrid. El otro día venía desde Argüelles caminando hasta la oficina en La Latina y callejeando descubrí una plaza que no había visto nunca, justo al lado de la Plaza Mayor ...». Pero también consigue perderse por lugares que conoce. Por ejemplo, camino del trabajo se mete en el casi desconocido jardín del Príncipe de Anglona , uno de los pocos jardines nobiliarios del siglo XVIII que se conservan. Otro espacio verde, más frecuentado y que también disfruta, es el Parque del Retiro.

Serrano confiesa que no cambiaría Madrid por ninguna otra ciudad. Si bien tiene el corazón dividido con otra gran metrópoli, Buenos Aires , de donde es su mujer y buena parte de sus amigos más cercanos, la capital de España es el sitio que lo vio nacer y donde espera seguir perdiéndose para poder encontrar rincones e historias inspiradoras y así escribir nuevas canciones.

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