Manterola (segundo a la izq.) con los ingenieros Sanjuán, Castillo y Ortega. / A. V.
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El puente de manterola

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El Puente de la Pepa en Cádiz es el que cogen los funcionarios cuando el 19 de marzo cae en viernes y pueden pegarse tres días sin ir a la oficina y el de la Constitución es el que, unido al de la Inmaculada, más que un puente parece un acueducto. Además, la Pepa era la novia de Carlos, El Legionario, y eso aquí es sagrado porque está escrito en las letras de Carnaval. Por eso, de nada vale que la ministra Magdalena Álvarez quiera bautizar el tercer acceso a Cádiz con el nombre de pila de Josefa ni que la alcaldesa haya aprobado en un Pleno el nombre de Constitución de 1812 para esta importante infraestructura.

El puente de Manterola -el autor del proyecto y a quien la ministra ni siquiera nombró en el acto de presentación celebrado ayer, pese a estar sentado en un lugar discreto en segunda fila- es como llaman en Cádiz al segundo puente y como seguramente lo conocerán quienes la política les importa un pito y demandan esta infraestructura como mejora de su calidad de vida ante el volante. Si no, ya se encargará Isidoro Álvarez de que lo conozcan como el puente de El Corte Inglés.

El acto de presentación del segundo puente dejó mucho que desear, pese a los esfuerzos y atenciones del personal de la Subdelegación del Gobierno que prestaron sus servicios al gabinete de la ministra llegado de Madrid. Un power point de esos que se estilan ahora que apenas se veía a partir de la tercera fila y una ministra elegantemente vestida con un traje muy primaveral que desconocía la intensidad media diaria de vehículos que pasará por el nuevo puente. Es como encargar un campo de fútbol y no saber su aforo. En fin, en su línea de dejar en ridículo al periodista que pregunta más allá de lo que ella lleva por escrito, Magdalena dejó claro que el puente será el más alto, el más largo, el más grande.... total, que debía haberlo llamado el puente de la viagra y así todos contentos.

Ni un fanta

Los jardines del antiguo pabellón de los ministros -donde solían alojarse los altos cargos de la época franquista que visitaban Cádiz- acogieron bajo una carpa a políticos y medios de comunicación, que no pudieron brindar por el proyecto ni con un fanta.

Menos mal que antes de comenzar el acto más de uno pasó por la cafetería Miami, que no daba abasto con tanto político y periodista. Allí el alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso, que fue invitado a desayunar por Francisco Aido -secretario del presidente de la Diputación- cruzó impresiones con el delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Andrés Ortega, mientras Alfonso Perales y González Cabaña también cogían fuerzas para la jornada, que terminaría con un mitin de la ministra en el Palacio de Congresos. Magdalena Alvarez a su llegada a la sede de la Subdelgación saludó afectuosamente al portavoz socialista Rafael Román, así como a otros políticos que no quisieron perderse una foto que pasará a la historia. Aún no había llegado Teófila Martínez, que estratégicamente lo hizo a pocos minutos de comenzar el acto, llevándose su cota de protagonismo. Un diez por su chaqueta, de tebeo, para después clausurar la Feria del Libro Infantil y escuchar cuentacuentos. La ministra expuso en aproximadamente una hora el proyecto, que después Manterola -fuera del acto oficial en el que no fue invitado a hablar, y preguntado por la prensa- explicó amablemente en diez minutos, para más tarde irse a comer al bar Terraza de la Catedral junto a otros compañeros ingenieros. Curiosamente, la titular de Fomento almorzó con su amiga Carmen Aranda Carranza, sobrina de José León de Carranza, el alcalde de la época franquista que inauguró el primer puente. Las vueltas que da la vida.