Muere Aaron Spelling, el productor de series más prolífico de la historia

Su nombre aparecía al final de tantas míticas series de televisión que, aunque pocos conocieran su cara, Aaron Spelling resultaba familiar para muchos. El productor más prolífico de la historia, según el libro Guinness de los récords, creador de Los ángeles de Charlie, Dinastía, Vacaciones en el mar, Sensación de vivir, Melrose Place y Treintaytantos, entre otras muchas, falleció el viernes a los 83 años de edad en su casa de Los Ángeles, donde se recuperaba de una trombosis.

Para muchos en la industria de la televisión era el símbolo de toda una era. Aquélla en la que un pequeño productor independiente podía hacerse rico gracias a las restricciones antimonopolio que impedían a las cadenas de televisión producir sus propias series.

Spelling, nacido en 1923 en Dallas (Texas), solía definirse a sí mismo como alguien que nació pobre y amasó una fortuna de 300 millones de dólares. En realidad, su padre era sastre en unos grandes almacenes, y aunque la familia vivía muy modestamente nunca conoció la pobreza. Sin embargo, para él, el recuerdo de tener que compartir un solo cuarto de baño con su hermana y tres hermanos le parecía «una pesadilla» que le daba energías para seguir trabajando. Eso explicó el desproporcionado tamaño de la mansión que se construyó, con 123 habitaciones, una pista de bolos y otra de patinaje.

Quienes le conocían le calificaban de un workaholic (adicto al trabajo), ya que incluso en sus últimos años de vida, después de haber vendido su empresa a Viacom, seguía produciendo. Embrujada ha resultado ser su último trabajo.

Cazatalentos

Spelling no era responsable de escribir los guiones de sus series, y de hecho algunos le acusan de haberse llevado toda la gloria ocultando a propósito a sus autores. Aun así, todos reconocen su talento para descubrir actrices como Farrah Fawcett-Majors y Joan Collins y para vigilar detalles tan definitorios como las pelucas y los modelos que vestían. El director Joel Schumacher decía ayer al periódico Los Angeles Times que Spelling «sabía cómo nos gusta ver a los ricos pelearse entre ellos».

Antes de dedicarse al negocio de la televisión se alistó en el ejército y participó en la II Guerra Mundial como corresponsal del diario militar del Pentágono Stars and Stripes (Barras y Estrellas). Recibió un Corazón Púrpura por sus heridas en combate.

A la vuelta, intentó hacerse un hueco en el cine como actor, pero sólo consiguió papeles minúsculos en películas del Oeste y obras de teatro, en las que demostró no tener talento para ello. Sus hijos Randy y Tori -esta última partícipe de su éxito televisivo Sensación de vivir- siguieron sus pasos como actor. Junto con su esposa, Candy, le acompañaron en el momento de su muerte.