Sociedad

La cultura del 'tupper'

El horario europeo conllevará que más gente tenga que comer en el trabajo. Llevarse el almuerzo de casa en un plato único no es impedimento para una dieta saludable

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Llega la hora de comer. Sólo hay 45 minutos. No hay tiempo de llegar a casa, sentarse a almorzar y volver a la oficina. Ni siquiera da tiempo a que nos pongan la comida por delante en un restaurante cercano. Ante esto, la única solución es abonarse al tupperware, lo que ya han hecho miles de españoles, aunque en los próximos años podrían ser millones si finalmente se termina implantando en nuestro país el horario europeo que ayude a conciliar la vida familiar y laboral.

Comer en el trabajo cada vez es más habitual. No sólo por la falta de tiempo para poder llegar a casa, sino también por el gasto económico que supone todos los días almorzar, aunque sea un menú, en un restaurante. Y la alternativa de la fiambrera no es nada descabellada. De hecho, se puede seguir una dieta sana y equilibrada con sólo algunas recomendaciones. Muchos especialistas hablan ya de una nueva generación: la del tupper.

En principio, la comida en la oficina no debería distar mucho de la que se haría un día normal en casa. «No hay que comer todos los días lo mismo; nuestro menú, aunque sea en la oficina, debe ser variado», explica el jefe del servicio de Endocrinología del Hospital Carlos Haya, Federico Soriguer. Su recomendación: legumbres y cereales principalmente, pero sin olvidar las verduras, dejando las grasas para pocas ocasiones. De postre, fruta. En líneas generales, seguir la dieta mediterránea, pero todo ello gracias a los tuppers.

Así, la jefa de sección de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Clotilde Vázquez, apuesta por un plato único en el que se combinen los hidratos de carbono con las verduras y las proteínas. «Los tuppers son la versión modernizada de los platos de cuchara de toda la vida», detalla la especialista, que pone como ejemplo las lentejas estofadas con carne, el marmitaco o la pasta con carne picada. Sin olvidar la fruta o un yogur de postre, que también valen para picar entre horas.

«En lo único que puede ser deficitario este tipo de alimentación es en las ensaladas, debido a que se oxidan y se pasan si se elaboran con mucho tiempo. Para compensarlo, se pueden dejar para la cena», aconseja la doctora Vázquez. También como alternativa, la experta recomienda llevarse un tomate entero y tomárselo picado.

Los prohibidos

En este tipo de comidas, se debe huir de los embutidos, dulces y bollería, pese a su facilidad para transportarlos. Y los alimentos precocinados sólo deben utilizarse en ocasiones excepcionales. «Muchos productos manufacturados contienen ciertas formas de ácidos grasos que no son nada beneficiosos para la salud, por lo que no se debe abusar de ellos», puntualiza el doctor Soriguer.

Aunque tampoco hay que ser muy estricto, a no ser que se esté siguiendo un régimen dietético, que es totalmente compatible con almorzar en el trabajo. «Tampoco pasa nada porque un día nos llevemos un bocadillo, siempre que el cómputo global de la semana sea equilibrado», expone el bromatólogo de Carlos Haya, Ángel Caracuel. No en vano, la preparación tan sencilla de los sándwiches puede disuadir a cualquiera de ponerse a cocinar. «Pero sacian menos y la alimentación queda carente de fibra, hortalizas e incluso proteínas, por lo que es mejor incluso abrir una lata de comida preparada», recalca la doctora Vázquez.

La preparación de estos platos tampoco requiere ser un Ferrán Adriá de los fogones. Muchas son recetas muy sencillas que apenas necesitan experiencia. Los nutricionistas recomiendan que se planifiquen con tiempo las comidas, de manera que se haga bastante cantidad de cada plato y se congelen en tuppers individuales, para luego llevarlas a la oficina. «Realmente es irrelevante cuándo se cocine, si es la noche anterior o una semana antes, siempre que se conserve en perfecto estado», recuerda Federico Soriguer.

Además, se puede recalentar directamente en la fiambrera, donde apenas se pierden nutrientes, sirviendo el recipiente también de improvisado plato. Más importante es el proceso de descongelación. «Debe realizarse en el frigorífico, donde apenas hay riesgo de que los gérmenes aparezcan, lo que no se puede decir de una descongelación a temperatura ambiente», matiza el bromatólogo de Carlos Haya Ángel Caracuel. Y lo mismo ocurre con su conservación, de ahí que la comida que se vaya a tomar en la oficina se tenga que mantener en un espacio frío y no sobre la mesa o dentro del coche.

Consejos entre iguales

Dice el refrán que la experiencia es un grado. Así, en algunas páginas y foros de internet incluso se dan algunos consejos para sobrellevar mejor la preparación diaria del tupper para aquellos que irremediablemente se tienen que quedar todos los días a comer en el trabajo. Consejos como preparar siempre alimentos con salsas para que a la hora de calentarlos no terminen muy secos o sacar el pan del congelador esa misma mañana para que a la hora del almuerzo esté crujiente y comestible son algunos de lo trucos que la red ofrece a los novatos en las comidas en la oficina.

En el trabajo tampoco se debe abusar de los productos que ofrecen las máquinas de vending, aunque sean toda una tentación. Principalmente, estas expendedoras ofrecen todo tipo de snacks y bollería industrial que poco ayudan a la hora de seguir una dieta equilibrada. «Este tipo de picoteo no es nada recomendable, puesto que estos productos aportan muchas calorías en muy pocos gramos. Además, son poco saciantes, contienen grasas muy saturadas y una importante cantidad de azúcar o sal», revela la doctora Vázquez.

Muchas personas suelen poner la excusa de que necesitan este aporte de chucherías para poder afrontar físicamente lo que resta de la jornada laboral, pero en realidad no son necesarias, según reconocen los expertos. «El 90 por ciento de los trabajos son sedentarios, por lo que se consumen muy pocas calorías y el cuerpo no requiere nada más aparte de una comida equilibrada», afirma el doctor Soriguer.

Sin embargo, en los últimos años se han diseñado máquinas que ofrecen todo tipo de productos, entre ellos sopas y purés e incluso platos de carne y pescado. «La única pega es que te limitan siempre a los mismos platos y no hay tanta variedad como lo que puedas cocinar o encontrar en un restaurante», concluye Caracuel. Y es que en los tupper son una alternativa barata y siempre a gusto del consumidor.