ARTURO VALLS 'SHOWMAN' Y ACTOR

«'Camera café' se acerca a la realidad más que muchas teleseries»

El actor, que encarna al empleado jeta del programa de Telecinco, asegura que ha conocido a muchas personas así

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Empezó como reportero de Caiga quien caiga y, de la mano de este veterano programa satírico fabricó su imagen de hombre orquesta, a caballo entre el humor y la información. Ahora, Arturo Valls (Valencia, 1975) está reconduciendo su imagen y su profesión a través de Camera café. El humor de la dislocada oficina ha merecido dos premios de la Academia de Televisión, que ha reconocido el talento mordaz y fresco de este ágil formato de Telecinco, en el que trabajan actores de rigor. Y, entre los más célebres personajes que se asoman a la máquina del café, destaca el de Jesús Quesada, un empleado que tiene mucha jeta y cuyo perfil redondea con acierto Valls.

-Hasta ahora, no se había prodigado usted como actor. Su carrera televisiva le había llevado por otros derroteros. ¿Cómo se ha visto en Camera café?

-Con el programa me he encontrado con la interpretación cara a cara, porque hasta ahora sólo había tonteado y hecho cositas en el teatro, la tele o el cine. Ahora me he metido de lleno, gracias a un reparto de actores increíble que tiene este programa y que me ayudan mucho. Son profesionales que vienen de Arte Dramático, de escuelas, verdaderos actores que me han arropado.

-¿Y no le servirá el programa de puente para dedicarse de lleno a ser actor?

-A mí me gustaría, porque ya llevo muchos años haciendo la calle como reportero, y ya está bien. Quisiera dedicarme a la interpretación completamente porque tiene un lado más creativo.

-Hasta ahora su imagen estaba construida en clave de reportero showman. ¿Por qué empezó por ese camino?

-Yo estudié Periodismo, pero nunca he tenido una vocación de periodista de despacho. Eso no me molaba, me inclinaba más a la comunicación directa. Y fui derivando hacia el show, porque también me gusta mucho el humor. Mi familia siempre ha sido muy payasa y poco a poco se construyó ese presentador cachondo, un personaje que yo he creado.

-¿Tiene este personaje algo que ver con usted?

-La verdad es que con Jesús Quesada no tengo nada que ver. Pero sí que tengo mucha afinidad con el pringao del Caiga quien caiga.

-Jesús Quesada es todo un caradura, el típico listo... ¿Le costó amoldarse a se personaje?

-No, porque he conocido a muchos Jesús Quesada, ese tío vendedor, golfo, que sólo piensa en mujeres y pasta y que le da todo igual. He visto gente así y también tiras de ti, de tus propios recursos, aunque a una escala menor. El mérito de Camera café es comprobar que hay gente así en la calle, por muy rara que parezca.

-¿Usted cree?

-Sin duda, refleja la realidad más que esas teleseries que cuentan la vida de un médico de la Seguridad Social que luego tiene un pedazo de chalé y no vive ni habla como la gente.

«Punto de gamberrismo»

-¿Corren buenos tiempos en la tele para el humor?

-Se ve un humor poco arriesgado, que se mueve en parámetros muy estandarizados. Por eso cuando se emiten producciones como Los Soprano, Los Simpson, Mujeres desesperadas o House se ve cómo se le puede dar esa vuelta de tuerca al humor, ese punto de gamberrismo que funciona, aunque tal vez no sea tan popular o comercial. Pero ese humor se echa en falta en la tele.

-En general la televisión arriesga poco...

-Muy poco. Hay mucho programador y director de cadena que sigue pensando en la fórmula de dos y dos son cuatro, el reality y otros ingredientes que hacen que la televisión sea tediosa. Ahora con nuevos canales se amplía la oferta, y no quedará más remedio que ofertar programas nuevos.

-¿Seguirá Camera café la próxima temporada?

-Sí. Pero a mí me gustaría parar un tiempo la emisión para que la gente no se agote del programa, para crear ganas de verlo y no exprimirlo demasiado. Lo que está claro es que en septiembre volveremos con ideas nuevas y cameos seleccionados.