EN EL RECUERDO

Íntegro, valiente, amigo LALIA GLEZ-SANTIAGO

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Nos conocíamos poco cuando le propuse que escribiera un artículo semanal para su tierra. Esas cosas que una hace como parte de su empleo y que con el tiempo se vuelven importantes a muchos niveles. Uno de ellos, que incorporó la voz de Félix al debate gaditano y otro, que me incorporó a mí a su red de amistades, una red tejida con esmero y generosidad que resistió mudanzas y hasta se fortaleció, despojada de la coincidencia laboral. La gran red del gran Félix Bayón, el de la risa restallante y la oronda figura, la misma en la que todos naufragábamos ayer, ante su féretro, como peces fuera del agua, boqueando, con los ojos acuosos y desorbitados, sorprendidos, incrédulos.

Tenía la pulsión de la verdad y de la justicia y se volcó en el periodismo como el mejor modo de alcanzarlas. Su pasión por la profesión era tanta que sentía como una ofensa personal las traiciones a las reglas sagradas de esta cofradía de gentequelecuentaalagenteloquelepasaalagente. Hacía periodismo del mejor con sus columnas, que no le habían retirado a un Parnaso de divinos, sino que le tenían sometido a una dura tensión de investigación y análisis que ya le pesaba. De ahí sus proyectos de centrarse en la literatura. Pero su última novela, De un mal golpe, no era un abandono del oficio, sino una forma más, o mejor, de ajustar cuentas con la verdad y la justicia, con la corrupción de Marbella al fondo, esa lucha que él acometió como un pionero y que tuvo tiempo de ver cómo estallaba.

El día que la presenté en la Asociación de la Prensa de Cádiz me contó que tenía grandes planes para Luis León, su detective y alter ego, al menos dos novelas más, y yo le dije que el personaje me convencía tanto como Isidro Parodi, el preso de Borges y Bioy, o el paciente del frenopático de Eduardo Mendoza, y así estuvimos, charlando en la barra de Veedor, con Sagrario, su mujer, sin pensar ni por asomo en ese corazón prestado que ya se había hecho suyo. Incluso planificamos su ingreso en el Ateneo gaditano para el 30 de mayo, que ahora será homenaje a su memoria.

Vivió sin arrodillarse ni ante la muerte, que le rondaba desde hacía tanto. Pocos como él tan valientes, tan íntegros, tan amigos.

Que la tierra le sea leve.