Kiko: «Otra vez le ganaremos al Zaragoza para poder salvarnos»

Francisco Narváez Kiko nunca olvidará esa fecha. 9 de junio de 1991. Ese día marcó la diferencia entre uno de tantos chavales gaditanos amantes del fútbol y el cachondeo y uno de los grandes ídolos del balompié nacional de la última década. Corre el minuto 70: El Cádiz se juega la permanencia en Primera en el último partido y ante un necesitado Zaragoza. Sólo le vale la victoria pero Paquete Higuera (futuro xerecista) adelanta a los maños a veinte minutos del final. Un espigado canterano lo observa desde la banda dispuesto a entrar ya en el césped y, viendo el panorama, le dice a su técnico «¿Buff!, ¿ahora me vas a meter?» «Es el mejor momento. Juega como tú sabes que no tienes nada que perder», le contesta Ramón Blanco.

Y sí que sabía. En apenas unos minutos, Kiko revoluciona el partido. Fuerza un penalti que transforma Dertycia («dejé la pierna para que Fraile me derribara) y a continuación marca «el gol más importante de mi vida. He metido otros importantes, pero con el tiempo me he dado cuenta de que no he vuelto a revivir esas sensaciones. Con él me di cuenta de que podía jugar en Primera».

El esfuerzo del Zaragoza

El jerezano reconoce que hay muchas diferencias entre «aquel Cádiz, lleno de futbolistas de la tierra» y el de ahora. No obstante, «si se parece en algo es que la virtud sigue siendo la misma: el trabajo. Es un conjunto que curra como un equipo». Por ello, está convencido de que «otra vez ganaremos al Zaragoza para poder salvarnos. Ellos han hecho un esfuerzo titánico en la Copa y el Cádiz debe estar más fresco, si bien eso no asegura nada». Espera que «no lloremos los dos puntos del día del Betis, pues ahora lo veríamos todo de otra manera».

Kiko cree en que la permanencia es posible. «Hace falta mentalización. Que los jugadores se lo crean. Lo que pasa es que es muy difícil comparar a ese grupo con el de hace quince años. Éramos un equipo de colegas, con una amistad especial que te saca de ahí abajo. Y contábamos con gente de la experiencia de Pepe, Oliva o Carmelo. La ilusión era otra».

Lamenta que se deje de lado a la cantera, «pero eso es algo que sucede en todo el fútbol europeo», y agradece la confianza de Ramón Blanco, «que tuvo mucho tacto conmigo y se lo debo casi todo».

La fiebre amarilla

El ex delantero amarilla comenta que la calidad de Mejías «ahora es más difícil de encontrar», pero el equipo tiene ahora mucho mayor apoyo de la afición que entonces. «La calentura que hay ahora es impresionante. Esta fiebre amarilla es de 42º, antes estábamos destemplados, a 371. Todo el mundo me cuenta lo bien que les recibieron en Cádiz y eso es una cosa que me enorgullece muchísimo».

Él grabo su nombre con letras doradas en la historia del club, y habla de quien puede ser su sucesor. «Tiene toda la pinta de que sea Lobos con alguna genialidad, pero a mí me encantaría que fuera Raúl López con un cabezazo o con un zurdazo. Ojalá el jerezano sea el héroe de la salvación».