ÉXTASIS. La afición y el equipo espanyolista celebran el título. / EFE
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El Espanyol conquista la Copa con una goleada

Tamudo repitió con un tanto a los dos minutos y abrió el camino del título a los suyos ante un Zaragoza sin pegada que murió a la contra

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El Espanyol sorprendió en la final con una goleada al Zaragoza y en otro día para la historia del club catalán puso fin a la brillante trayectoria del equipo aragonés en la Copa. El finalista que partía como víctima vivió una noche de fiesta en el Bernabéu al adjudicarse su cuarto título copero, quedarse a sólo dos del Zaragoza y el Valencia, y sacar un inesperado billete para la UEFA cuando está luchando por asegurar la permanencia en Primera División. Las lágrimas de tristeza y rabia que derramó Miguel Ángel Lotina hace casi 20 años cuando vio perder a su Athletic la final de Copa de 1977 fueron esta vez de alegría para sus jugadores y toda la gente del Espanyol, con un equipo que fue superior al Zaragoza y aguantó en defensa en los momentos comprometidos.

Tamudo, ansioso por recibir la Copa de manos del Rey, repitió con un gol en el minuto 2 -como hizo hace seis años en la final que el Espanyol ganó al Atlético-, y abrió el camino del título ante un Zaragoza sin pegada que murió en la segunda mitad ante el contraataque de los catalanes. Lo que le faltó al Zaragoza le sobró al Espanyol , que tuvo una increíble efectividad ante una portería que no acabó defendida por César, porque el guardameta fue expulsado por devolver a la grada periquita una botella lanzada al terreno de juego.

Con mucha tensión, pero con nulo fútbol y sin apenas ocasiones, la primera parte se cerró nada menos que con tres goles, dos de ellos a balón parado y todos de cabeza. Al Espanyol se los dio el hombre de la final, Tamudo, y en dos momentos clave, porque el 2-1 llegó cuando el Zaragoza había renacido con el empate, después de haber obligado a los pericos a quitarse de encima todos los balones que llegaron a su área. El Espanyol no lo había pasado nada bien en defensa, y demostró su endeblez atrás en el 1-1, cuando el Zaragoza se aprovechó de un barullo. El Espanyol se quejó de una posible falta a Kameni, y aunque Medina Cantalejo tardó en dar el gol, lo concedió y el Zaragoza y su afición volvieron a despertar.

No le duró mucho la alegría sin embargo al Zaragoza, porque sólo pasaron cinco minutos hasta que se vio de nuevo a remolque en el marcador.

Como era de esperar, tras el descanso salió el Zaragoza volcado sobre la portería del Espanyol y entonces sí que se vio fútbol por parte del conjunto aragonés ante un rival completamente encerrado en su área. La entrada de Savio llevó a Cani a la banda derecha y el Zaragoza empezó a carburar, aunque todavía se está lamentando del gol que perdonó Ewerthon ante Kameni en el minuto 50. Comenzó a tocar con velocidad y a tener profundidad el Zaragoza mientras el heróico Espanyol se defendía con todo y no dejaba de achicar balones. Su afición empezó a comprobar que el gol estaba cerca, porque el Espanyol no podría aguantar así tantísimo tiempo.

Lotina también se percató de que si no movía el banquillo tendría muy complicado sobrevivir y buscó oxígeno con Coro y Moisés. Y le dio un resultado perfecto, porque así el Espanyol pudo sobreponerse del continuo acoso al que estaba siendo sometido. Y no sólo eso, sino que fue Corominas quien sentenció definitivamente la final con una espectacular galopada a la contra que culminó bajo las piernas de César, quien poco después fue expulsado. Ahí se acabó definitivamente la final. El Espanyol ya se vio ganador, y el Zaragoza, en inferioridad numérica y psicológica, dio por perdido el título, porque ya era imposible la remontada. Incluso Luis García pudo ampliar antes la goleada, pero lo evitó el palo en el minuto 83. El Espanyol disfrutaba de la fiesta en el campo y la grada, y parte de la afición del Zaragoza se consolaba con un tímido: "`A Segunda, oé!". Pero la Copa ya se iba para Barcelona, y todavía faltaba por llegar el cuarto.