ESPAÑA

El fracaso de Argel

Preparar el inicio de los contactos oficiales llevó tres años; ETA y el Gobierno conversaron durante tres meses en Argel en 1989

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El primer paso para las conversaciones de Argel fue un accidente de tráfico provocado en 1986 en Arcangues, pequeña localidad vascofrancesa situada cerca de Bidart. El detonante que motivó la decisión de ETA de romper aquellas conversaciones fue una manifestación multitudinaria celebrada en Bilbao, a instancias del lehendakari Ardanza, el 18 de marzo de 1989. En medio, tres años de preparativos y atentados brutales convertidos en pulsos entre el Gobierno y la banda terrorista, que culminaron con tres meses de tregua acompañados de conversaciones sin resultado alguno.

El año 1986 comenzó con rumores sobre la supuesta voluntad de diálogo de los jefes de ETA y con las reuniones, celebradas en el mes de abril, entre representantes del PNV y de Batasuna, en Durango y Bergara, para hablar sobre esa posible negociación. A las autoridades francesas les llegaban los ecos de esos movimientos, pero carecían de información fiable acerca de lo que estaba ocurriendo, así que decidieron obtenerla de primera mano. Agentes de la PAF de Hendaya, a las órdenes del comisario Joel Cathalá, localizaron a Txomin Iturbe y, el 27 de abril, provocaron intencionadamente un accidente de tráfico al colisionar contra su vehículo. Lo detuvieron y lo llevaron a comisaría a fin de conversar con el entonces máximo dirigente etarra.

Tras aquel arresto, realizado por la PAF con intención de conocer lo que estaba ocurriendo dentro de ETA, Iturbe fue encarcelado en la prisión de Gradignan y condenado a tres meses de cárcel. En julio, tras cumplir condena, el dirigente etarra fue deportado a Gabón de donde se trasladó a Argelia. El país magrebí había mostrado en el pasado sus simpatías por la banda terrorista, tanto que en los años setenta había dado adiestramiento a más de sesenta miembros de las dos ramas de ETA y que, al menos hasta 1984, siguió dando formación en el uso de armas a los activistas de esta organización.

La presencia de Iturbe en la capital magrebí se convirtió en un foco de atracción de miembros de la banda. Hasta una treintena de etarras se refugiaron en Argelia enviados por los responsables de la organización para ponerlos a salvo de la persecución policial que Francia había comenzado a aplicar de manera sistemática contra ETA.

El primer contacto de un enviado del Ministerio del Interior español con Txomin Iturbe tuvo lugar el 12 de noviembre de 1986. El enlace fue el abogado Jorge Argote, defensor de agentes de las fuerzas de seguridad, que tuvo un tormentoso encuentro con el dirigente etarra. Después pasarían por Argel mandos policiales como el comisario Manuel Ballesteros o el secretario de Estado para la Seguridad, Julián Sancristóbal.

Los contactos se interrumpieron en febrero de 1987 a causa de la muerte de Txomin Iturbe al caerse del tejado de un edificio de Medea que estaban habilitando como residencia para la colonia etarra, aunque el Gobierno argelino diría que fue un accidente de tráfico para intentar ocultar el alto número de terroristas a los que daba alojamiento. En julio, el Gobierno español accedió, como había pedido Iturbe antes de su muerte, a trasladar al dirigente de ETA Eugenio Etxebeste, Antxón, desde Ecuador, donde estaba deportado, a Argelia, para tener un interlocutor. El delegado del Gobierno en Euskadi, Julen Elgorriaga, fue el encargado de desbrozar el terreno con Antxón.

Atentado de Hipercor

La actividad terrorista se intensificó en el año 87 ya que ETA tenía puesta su mira en las conversaciones que estaban gestándose en Argelia. Fue el año de atentados como el de Hipercor o el de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza. Un total de 52 víctimas mortales hicieron de 1987 el año con más personas asesinadas desde 1980. En febrero del año siguiente, cuando parecía que se empezaba a concretar la posibilidad de unos contactos oficiales, ETA, con ayuda de activistas del MIR chileno, secuestró en Madrid al empresario Emiliano Revilla y lo mantuvo retenido durante 249 días, lo que hizo que hasta finales de 1988 fuera un tiempo muerto a efectos de las negociaciones.

El 8 de enero de 1989, ETA anunció una primera tregua de quince días, coincidiendo con la captura por parte de la Policía francesa de Josu Ternera, número uno de la banda. Ese anuncio hizo posible fijar la fecha de la primera reunión oficial, el 14 de enero, entre los representantes de ETA -Eugenio Etxebeste, Ignacio Arakama y Belén González- y los del Gobierno: el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y el delegado del Gobierno en Murcia, el socialista vasco Juan Manuel Eguiagaray.

Seis reuniones

Aquella fue la primera de una serie de seis reuniones desarrolladas bajo el patrocinio del Gobierno argelino. Las cinco primeras estuvieron dedicadas a revisar la historia reciente desde los años de la Transición. Fueron reuniones distendidas sin mayores complicaciones, en las que, por parte de ETA, sólo Antxón tomaba la palabra.

El 22 de marzo, sin embargo, el ambiente cambió radicalmente. El representante etarra exigió el traslado a Argelia de varios dirigentes de la banda encarcelados en Francia, la creación de un foro de conversaciones entre PSOE y HB y pasar a una fase de «negociaciones políticas». Cuatro días antes se había celebrado una manifestación en Bilbao convocada por el lehendakari Ardanza y la mesa de Ajuria Enea que había sacado a la calle a decenas de miles de personas para reclamar la paz. La dirección de ETA, desde Francia, valoró que aquella iniciativa era una bofetada a sus planes y endureció su postura.

Las exigencias de Etxebeste fueron rechazadas por Vera y Eguiagaray, a pesar de lo cual ETA sacó un comunicado el día 28 presentándolas como un acuerdo entre las partes. El Gobierno se negó a confirmar este supuesto acuerdo, lo que motivó un primer ultimátum de ETA que acabó con la ruptura de las conversaciones el 4 de abril. Tres días más tarde se reanudaban los atentados