EL PUERTO

La vida en 34 metros cuadrados

El barrio portuense de José Antonio padece desde hace años problemas de narcotráfico, vivienda y hacinamiento Los pisos, construidos por la Junta en el 57, están a la espera de ser demolidos

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Si establecemos la media en tres personas por vivienda, el problema continuaría. Un informe social que la Junta elaboró el pasado año así lo reconocía y catalogaba este nivel de hacinamiento de severo.

LA VOZ visitaba una de estas viviendas. Un dormitorio, una cocina y una sala de estar. Habitaciones mínimas donde cada electrodoméstico de más es un verdadero problema. «Llevo aquí 48 años y en esta casa han nacido y se han criado mis cinco hijas». Con una baja pensión de jubilado para dos, esta vecina ve «muy lejos» la idea de vivir en una casa de mayores dimensiones.

Pero el limitado espacio no es el único problema. Las casas fueron construidas por el Gobierno en el año 57, en plena época franquista. Desde entonces, no han sufrido ninguna rehabilitación ni mejora. Los vecinos denuncian que sus viviendas tienen numerosos desperfectos. A partir del año 2000, la Junta les dio la oportunidad de tomar en propiedad las viviendas y así lo hicieron quienes pudieron. «Cuando compramos nunca nos previnieron de los problemas de humedades y de contención que tenían las casas y la reparación cuesta una millonada». Desde la Delegación de Obras Públicas hay un «compromiso verbal» de que las reparaciones en José Antonio son «prioritarias». Esta semana, se les comunicaba a los vecinos que se hará un nuevo diagnóstico socio económico con vistas a ajustarse a sus necesidades en el futuro realojo a Santa Clara.

Tal y como han acordado la Junta y el Ayuntamiento, la barriada de José Antonio será derribada y, sus vecinos no conflictivos, realojados en las nuevas VPOs que se construyan en la vecina Santa Clara.

Pero, antes de que eso ocurra, quedan aún algunos trámites administrativos por resolver. Por el momento, las administraciones no han firmado el convenio por el que se concretará la actuación urbanística y social de la zona. El compromiso y la intención existen pero la rúbrica aún no se ha efectuado. Hay que recordar que la premura de los vecinos también se debe al continúo tráfico de drogas con el que también conviven.