MILENIO

De novena y rosario

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tanto el líder andalucista Julián Álvarez como su homólogo en el PP-A, Javier Arenas, han sido derribados al unísono de sus respectivos caballos por una luz cegadora al tiempo que se oía una voz, que parecía brotar del comienzo de los tiempos, preguntando: «¿Por qué me persigues, muchacho?» Los círculos más oficialistas de la Junta pretenden ver en el prodigio la voz de ultratumba del Estatuto andaluz y, en definitiva, una puesta al día de la conversión del joven soldado Saulo, quien a partir de ahí se convirtió en una referencia de santidad, como san Pablo, para la Cristiandad.

Porque se escapa a toda lógica política que ambos próceres derribados de sus monturas que tanto tiempo han mantenido una postura de distanciamiento, primero, y clara ruptura, después, con respecto al dificultoso proceso de negociación de la puesta al día del Estatuto de Carmona, se dejen ver y oír ahora inequívocamente a favor de aceptar el nuevo articulado, preámbulo incluido, de momento, de la gran Ley andaluza.

Pues si de novena y rosario de la aurora es la determinación del avezado Arenas Bocanegra para sumarse al consenso general del nuevo Estatuto, de repique de campanas y procesión solemne con banda de cornetas y tambores es lo del joven Álvarez. Aunque el guardián de la marcha negociadora, el notable Luís Pizarro, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe (socialista), ha advertido, tras congratularse de la vuelta al consenso del avezado Arenas, que no es descartable que el citado prócer del centro derecha patrio sucumba finalmente ante la estrategia sin fisuras del máximo mandatario de las siglas coronada por una gaviota, el registrador Rajoy, y vuelva a salirse de la senda del acuerdo estatutario.

Es probable que en las mentes de los retornados Arenas y Álvarez revolotee el recuerdo del comienzo del fin de la inolvidable y añorada UCD que, precisamente, se desencadenó en Andalucía por su oposición a la autonomía andaluza. De pecadores arrepentidos está llena la historia.