Crónicas repelladas de josé monforte

Qué las papas no tapen el bisté

El Carnaval de Cádiz comienza el 25 de febrero con el pregón del Yuyu en la plaza de San Antonio. No hay que olvidarse que lo de antes...es sólo la guarnición

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Decía un refrán, de ésos que te decían las abuelas en las escaleras de las casas de vecinos, que los árboles no deben impedirte ver el bosque. Yo prefiero la versión de comé del refrán y diría que hay que evitar que las papas tapen el bisté. Incluso podíamos hacer una versión de cuchara diciendo que un atracón de garbanzos no debe nunca privarte de la pringá, que es en verdad, el objetivo intrínseco del potaje.

Es cierto que las papas que nos vamos a comer durante un mes...ya le tienen a uno que gustá las papas, están muy buenas, como si hubieran sido bendecidas por el dueño del asador de pollos del Corralón, todavía número 1 en el codiciado ranking mundial de freidores de papas chips (modalidad capitales de más de 100.000 habitantes), pero en los últimos años tendemos a comernos tantas papas que luego no tenemos ganas de comernos el bisté y cuando llega el Carnaval parece que Cádiz en vez de disfrutarlo lo que quiere es meterse en la cama con tres mantitas para dormí la tajá.

Hoy comienza un concurso apasionante, no por lo que pase encima del escenario, sino por ver los intermedios de Teleteo que te veo, porque el grado de propaganda que meterán en las transmisiones puede ser antológico. Sé que Eduardo Bablé y Paco Rosado lo harán bien. Saben de la fiesta y les deseo suerte, pero os confieso que lo que estoy loco es por ver los intermedios de Fonda Cádiz y comprobar la cantidad de cosas que habrá impulsado el Ayuntamiento. Eso puede ser la tienda en casa, pero en versión municipal y vamos a ver a Teleteo que te veo dándole al Carranza lo meno 25.000 repellaos.

Pero volvemos a lo mismo de todos los años. Las informaciones que me remiten mis compañeros de LA VOZ es que se va a apostar alto por las transmisiones televisivas...porque ahí se juegan las papas. Es cuando todo el mundo está en su casa pendiente a ver que pamplina nueva se ha inventado el Libi y por comprobar si Manolo Santander ha cambiado de peinado.

Mi duda es, un año más, si se va a apostar fuerte por la fiesta, la verdadera, la que comienza el 25 de febrero en la plaza de San Antonio y que termina, para los gaditanos el domingo de Piñata, y para el Ayuntamiento de Cádiz el miercoles de cenizo y digo cenizo, porque no me digan que no es cenizo que los capillitas siempre quieran empezar a dar...quinarios en medio del Carnaval. Esperarse, oé, que en el Cielo no cierran, es como la gasolinera de la Segunda Aguada.

Observen el detalle de que este año, con la excusa de fortalecer la cabalgata del primer domingo, desaparece la del segundo, otro pasito más. El Carnaval ya no es bisté, es bistelito.

Ayer me esforzaba por buscar en Internet el programa de fiestas del Carnaval de Cádiz. Yo soy más torpe que Hércules cosiendo botones pero no encontré ni cuarto y octavo de programa y desconozco, por ejemplo, si se van a poner actos el día 28, día de Andalucía y festivo en toda la comunidad autónoma, lo que querrá decir que media región vendrá para acá con las fiambreras puestas y dispuestos a disfrutar de la fiesta. Esperemos que este año no se les sorprenda con que lo único que hay es misa de a ocho en San Antonio e izado de la bandera de Andalucía por parte de la señorita Eduardita (no sé pongan a buscar quién es la señorita Eduardita porque me lo acabó de inventar).

Reconozco que el otro día me puse celoso cuando ví como en Madrid los caballos andaluces de Jerez bailaban en plena calle, convirtiéndose en la mejor publicidad de los atractivos de nuestra ciudad vecina, que los tiene y muchísimos y pensé lo bonito que hubiera sido ver un carrusel de coros en la Plaza Mayor. Eso hubiera sido lo bueno, enseñarle a los miles de asistentes a Fitur que aquí celebramos Fritur durante el Carnaval, con una exposición de pescao frito adobados con cuplés, que eso si que es el Paraiso y no el que vende la Conferencia Episcopal.

El programa del Carnaval no puede volver un año más a estar vacío, en blanco, como la pescadilla. No nos podemos permitir el lujo, con lo tiesos que estamos, de vivir la fiesta nosotros y ya está. El Carnaval es la mejor tarjeta de presentación en la ciudad y debe convertirse en fuente de promoción e ingresos, pero me temo, de nuevo, que el bisté va a estar más duro que el cristal de la escotilla de proa del Juan Sebastián Elcano...Arriad las velas.