Sanlúcar

Aquí ya no hay quien viva

Los mitad de los vecinos de la barriada de El Almendral ha comenzado a mudarse a casas de alquiler a la espera de que derriben sus actuales domicilios

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Se marchan lejos de una barriada en la que, durante más de quince años, vivieron en condiciones casi infrahumanas.

Cuarenta y cuatro de las noventa familias que residen en El Almendral abandonarán en el mes de diciembre sus domicilios para acogerse a un plan de realojo de la Junta de Andalucía. Durante enero las cuarenta y seis familias restantes seguirán el mismo proceso mientras la Junta derriba sus viejos hogares para construir nuevas viviendas.

«Estamos muy contentos porque tras muchos años de protestas, alguien ha escuchado nuestras peticiones» explica Manolo, el portavoz de los vecinos. «Gracias a este programa vamos a vivir un par de años alquilados hasta que edifiquen nuestras nuevas casas».

«Además, la Junta nos pagará aproximadamente la mitad del alquiler porque saben que somos gente humilde y que no podemos hacer frente a todos los gastos nosotros solos», agrega el portavoz vecinal.

Aunque la gran mayoría de los vecinos ya ha encontrado una residencia de alquiler, aún hay algunos residentes que tienen problemas. «Existen arrendatarios que se están aprovechando de la situación y, como saben que nos tenemos que ir de alquiler forzosamente, están subiendo los precios» comenta Manolo.

Las obras de demolición de los 16 bloques de pisos que constituyen El Almendral, una barriada que se creó en 1990 para acoger temporalmente a familias necesitadas o afectadas por las inundaciones que en esa fecha asolaron a Sanlúcar, comenzarán en enero. Tras el derribo de estos pisos, empezará el proceso de edificación de unas viviendas habitables, modernas y con zonas verdes.

Mala construcción

«Aquí ya no hay quien viva» comenta Cari, otra vecina de El Almendral. «Estos pisos están muy mal construidos porque, en teoría, eran unas viviendas provisionales hasta que nos dieran otras» apunta Pepe, también residente en la zona.

Fachadas ennegrecidas por la humedad, suelos de goma, cubiertas y cables en mal estado, constantes plagas de cucarachas y mosquitos o un metro de aguas fecales en el subsuelo son las características de unos bloques revestidos de uralita que muchos de sus vecinos definen como «la verguenza de Sanlúcar».

«En 2001 recibimos un informe de Sanidad que clasificaba El Almendral como una zona insalubre para residir pero el Gobierno local no hizo nada al respecto ya que continuó desoyendo nuestras quejas», explica Manolo.

«Por eso no queremos que el Consistorio convierta este realojo en un punto a su favor, ya que la única que nos está ayudando a salir de esta pesadilla es la Junta», concluye el portavoz de los vecinos.

Y es que El Almendral está viviendo el principio de su final. Noventa humildes familias comienzan a vislumbrar un futuro mejor lejos de unas casas con paredes de papel de las que hace más de quince años sueñan con escapar.