Cultura

El Quijote tras el centenario Los aniversarios de 2006: De Cristóbal Colón a Billy Wilder

El responsable del enorme programa del IV centenario de la publicación hace un «maravilloso» balance, admite que haya hartazgos y pide continuidad en la difusión

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José Manuel Blecua, el máximo responsable de las conmemoraciones públicas del IV centenario de El Quijote que terminaron con 2005 resume los doce meses con rotundidad: «Ha sido maravilloso».

Elige un adjetivo «muy cervantino» para resumir lo acontecido en ese quijotesco año. Un año para la maravilla que ha reforzado el español en todos los rincones del planeta y en el que se ha logrado que a las aventuras de Alonso Quijano y la universal novela de Cervantes fueran de nuevo un superventas, como hace cuatro siglos. Todo con un dinero público «bien gastado y huyendo de los fastos. El balance es muy, pero que muy positivo. Me ha sorprendido la capacidad que ha tenido las sociedad para crear su propio homenaje y su propio festejo del centenario al margen de la actuación institucional».

El efecto inmediato ha sido la omnipresencia de la obra cumbre de Cervantes. Los programas, actos y recuerdos más académicos o revolucionarios se han sucedido por todos los rincones de España y el mundo. «Hay quien ha acabado saturado, hasta la golilla. Pero es también algo natural. Nunca llueve a gusto de todos. Era inevitable con tal sucesión de acontecimientos. Sólo hemos dispuesto de 365 días», admite Blecua como puente de acercamiento a los que se han quejado por la saturación.

Además de los efectos de homenaje, hay otra consecuencia directa: la difusión de la obra en las librerías ha resucitado: «Las ventas millonarias de El Quijote en 2005 son un hecho. Tenemos que suponer que además de comprarlo, lo habrán leído. Mi experiencia directa es muy positiva. La labor de promoción de los ministerios de Cultura y Educación y de las Comunidades Autónomas no se han concedido tregua».

Entre tantas ideas, el responsable del centenario rescata «las que me han conmovido, como las que permitieron llevar El Quijote a las cárceles y a los discapacitados. Aprecio mucho la labor de Instituciones Penitenciarias, que permitió que la obra saliera de los circuitos académicos y de los canales más habituales para engarzarse con los seres más marginados. La obra universal de un reo disfrutada por otros penados cuatro siglos después...»

Nuevas fronteras

Blecua festeja que se hayan roto los tópicos y los círculos académicos: «Lo mejor ha estado en las interesantes y novedosas aportaciones en el campo académico, donde las publicaciones se cuentan por centenares dentro y fuera de España. Es una de las cosas que quedará. En un plano más popular, creo que se ha establecido un visión llena de encanto de El Quijote. Lo resumía un chiste de Forges, con Sancho exclamando ¿Jesús, que año! tras los reyes magos. Si Sancho se permite ese comentario, es que realmente ha sido un año notable. También ha habido cambios en la visión de los artistas»

Para el responsable, la celebración ha tenido un estupendo efecto secundario: «El idioma ha salido muy fortalecido. Se evidencia de nuevo la altísima dimensión económica de nuestra lengua, uno de nuestros bienes más preciados y un valor en alza en todo el mundo. Sus beneficios son difíciles de cuantificar, pero que el que un joven del Moscú, Chicago o El Cairo estudie nuestro idioma, supondrá casi seguro que viaje a nuestro país o Iberoamérica, que en el futuro contribuya a la difusión de nuestra cultura».

El aniversario no ha llegado solo. El buen curso para el español ha tenido otros puntos de apoyo: «Será un año para recordar, con el Congreso de Rosario o la aparición del Diccionario Panhispánico de Dudas... Se ha avanzado mucho en la nueva gramática, que tendrá también carácter panhispánico».

El nivel de implicación personal también tiene anécdotas y cifras a las que agarrarse. Blecua admite que ha regalado más ejemplares de El Quijote que nunca: «He repartido unos cuantos en el año que ha terminado. Entre veinte y treinta, de muy distintas ediciones. También he recibido algunos, con lo que mi ya extensa colección ha engordado un poquito».

Ahora queda lo más difícil, que el centenario no se olvide: «Maestros, profesores y catedráticos tendrán que mantener esa línea de promoción de la lectura en la que hemos incidido durante todo el año. Hay que regar todos los jardines literarios, no sólo el de Cervantes y El Quijote, para que no se sequen». Los 50 años de la concesión del Nobel de Literatura a Juan Ra-món Jiménez y del premio Nadal a Rafael Sánchez Ferlosio por El Jarama, los cien que cumplirá Francisco Ayala y el V centenario de la muerte de Cristóbal Colón son algunas efemérides que se cumplen este año que empieza.

Un año que coincide, celebraciones de la llegada del Guernica aparte, con el 70 del comienzo de la Guerra Civil, hecho que ha motivado la convocatoria de un Congreso Internacional, en noviembre, que servirá para profundizar en el acontecimiento trágico que marcó la historia española del siglo XX y que no ha dejado de interesar a estudiosos de dentro y fuera del país.

En 2006 se conmemoran los 20 años de la muerte de Jorge Luis Borges, al que se dedicarán homenajes en distintas partes del mundo, y tres décadas de la Biblioteca Babel que él mismo creó. Más lejos en el tiempo, hace 400 años, llegó al mundo Rembrandt, el 15 de junio de 1606, y hace 250 años nació en Salzburgo -el 27 de enero de 1756- Wolfgang Amadeus Mozart, aunque los bicentenarios que el gobierno recordará, con varios conciertos, son la muerte de Marín y Soler y el nacimiento de Juan Crisóstomo Arriaga.

Este año hará también medio siglo que murió el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, que nació el irlandés Samuel Beckett o que Hemingway portó a hombros el féretro de Pío Baroja por las calles de Madrid.

Cien años hará también que nació -el 26 de abril- el jesuita español Jose María Llanos, que hizo causa común con los pobres, y que llegaron al mundo los cineastas Roberto Rossellini, John Huston o Billy Wilder, y escritores como el venezolano Uslar Pietri o el poeta senegalés Leopold Sedar Senghor.