LA TRIBU

Lo mismo

Todo es lo mismo, sí. Peroa ver cómo le explico a usted que, aunque todo sea lo mismo, nada es igual

A través de la televisión se pueden apreciar muchos detalles de la Semana Santa J. M. SERRANO
Antonio García Barbeito

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Un día de visión de espejos y la ciudad tiene que organizar su mapa mental. Un día que han dado en llamar «al revés» y la ciudad, eso dicen algunos, se lía por sus calles como quien se espanta moscas de la cara. La ciudad está hecha a hacer lo mismo, a seguir lo mismo, a repetirse, que es esa forma de perpetuarse. Todo, o casi todo, es lo mismo. Hubo una televisión local que por problemas en retransmitir un año, empezó a dar imágenes de años anteriores, y cuentan que tardaron bastante tiempo en darse cuenta, no sé si fue por un detalle del cielo, de la banda de música, de los adornos florales… Lo que más gusta es moverse por lo mismo, con ligeros retoques que no obliguen a una reválida de conocimientos: un alfiler, una jarra, unos respiraderos…

Lo mismo. Recuerdas la primera vez que viste la Semana Santa en una televisión y te asombrabas de lo documentados que estaban los narradores. No había detalle que escapara a su observación, que si cartelas, que si rosas de no sé dónde, que si rosario de nácar de no sé qué país, que si romanos que cantaban a legua de quién habían tomado el modelo, que si figuras con escorzos por los sufrimientos del imaginero… Datos de la fundación de la hermandad, de cómo poco más tarde se fusionó con otra de un barrio lejano; detalles de una cruz de guía, de un libro de reglas, de pendones, estandarte, tintinábulos, lábaros… Te perdías, anotabas y seguías asombrándote. Al año siguiente, los mismos narradores o narradores nuevos repetían, puntualmente, los ojos verdes de aquella Virgen, el hombro de la Magdalena que el escultor se vio obligado a tapar para que un cura no viera escándalo, el pelícano que va al pie de la cruz, el cáliz volcado, la gota de sangre que se convierte en rojo capullo de rosa… La misma banda, la misma marcha procesional, la misma historia contando por qué su autor la escribió o cuándo la estrenó… Sobrenombres de hermandades, de imágenes, de capataces, de cornetas, de costaleros… Decía Rafael Montesinos, asomado al balcón de la memoria en Reyes Católicos, 16: «Nada ha cambiado aquí, / hasta el aire es el mismo. / Son las mismas palmeras / bocabajo en el río…» Pues eso mismo, en casi todo lo demás: es la misma esquina, la misma plata que asoma a la misma hora, el mismo perfil de potencias que se superponen sobre el mismo cielo azul; es el mismo olor, el mismo calor o el mismo frío… El mismo entusiasmo, la misma alegría, como si todo acabara de empezar a ser, y es lo mismo, que vuelve, gira, se repite. Siglos así. Todo es lo mismo, sí. Pero a ver cómo le explico a usted que, aunque todo sea lo mismo, nada es igual.

antoniogbarbeito@gmail.com

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