Álvaro Ybarra Pacheco

Un hombre de paz

Rafael Ybarra apostó siempre por el acuerdo en su actividad empresarial y en su vida privada como instrumento para avanzar

Álvaro Ybarra Pacheco
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La conflictividad es una característica inherente a la sociedad actual, en la que cada uno lucha por lo suyo con independencia del interés general. La incapacidad para asumir el punto de vista ajeno, para ponerse en el lugar del otro, es una consecuencia directa de la exaltación del individualismo como un valor supremo al que deben supeditarse los demás valores e ideales. De ahí que en una sociedad hedonista como la nuestra, en la que las personas se aman esencialmente a si mismas, sea tan difícil llegar a acuerdos que comprometan a la mayoría. Las patéticas negociaciones para formar el Gobierno de España no son más que un paradigma del estado social, un reflejo de la profunda división de la ciudadanía.

Por eso es cada vez más deseable encontrar hombres y mujeres que sean capaces en las distintas facetas de la vida de encauzar controversias y reconciliar las posiciones de unos y otros en un punto común aceptable por todos.

El pasado Viernes Santo murió en Sevilla a primera hora de la tarde Rafael Ybarra, presidente desde hace siete años del Grupo Ybarra Alimentación. Rafael, Rafi para sus familiares y amigos, era un hombre de paz. Su perfil discreto y el rastro de bondad que desprendía le daban una apariencia engañosa de hombre débil. Pero los avatares de la vida y los delicados asuntos que le tocó afrontar le habían forjado un carácter de hombre pacífico pero fuerte y firme en sus convicciones que hizo de la ecuanimidad uno de los principales rasgos de su personalidad.

Rafael Ybarra apostó siempre por el acuerdo en su actividad empresarial y en su vida privada como instrumento para avanzar y ahorrar enfrentamientos inútiles. Pasó por la vida sin buscar culpables. Su discreción le hizo rehuir del protagonismo y permanecer en un segundo plano, fuera de los focos. De hecho no le hacía ni pizca de gracia aparecer en los medios de comunicación. Ahora que ya no puede reprochármelo le dedico esta Quinta de ABC por todas las veces que mereció aparecer y no lo hizo. Espero Rafi que desde allá arriba sepas perdonarme estas líneas que ya sé que te hubieran causado tanto apuro como incomodidad. Pero ya va siendo hora de que los hombres como tú, aunque sea a título póstumo, obtengáis un reconocimiento por hacernos la vida más agradable a los demás. Descansa en paz.

@aybarrapacheco

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