OPINIÓN

Sopa de Shakira con «piquetostes» y tarta de Quiñones al «Vino» Tovar

«Porque hasta para polemizar y discutir en Cádiz se hace en modo de pregón o de pasodoble, y eso, señores, no lo hace cualquiera»

Patricia Gallardo

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En estos últimos días han corrido ríos de tinta, tanto de la tradicional, como de la electrónica (e-ink para los modernos), sobre el tema de la ruptura del futbolista Gerard Piqué y la cantante Shakira. Ha sido tanto lo que se ha hablado y se está hablando que resulta hasta cansino, supongo que será porque la comunidad hispanohablante, suele tener más pasión y arrebatos a la hora de dar sus opiniones que el resto del mundo. Ya sabemos el mundo del papel cuché está lleno de infidelidades. Sino ahí tenemos el caso de Taylor Swift o Khloe Kardanshian que dieron su bombo en su momento, pero poco más. En suelo patrio, caso de Tamara Falcó también ha sido sonado, pero creo que en menor medida. La particularidad del caso de Shakira es, en mi humilde opinión, la canción de «Pa tipos como tú» o como sea que se llame realmente la canción, que tampoco estoy segura, porque en ella; la cantante refleja muy claramente sus sentimientos (hago constar que no he usado el doble sentido de la palabra, simplemente ha salido así).

Lo que viene a ser una canción de desamor de toda la vida, pero una poquito más directa que otras, que tampoco es que diga barbaridades. Por lo tanto, ¿a qué viene tanto revuelo? ¿No es algo típico en los cantantes que se hable de amor y desamor y de las propias experiencias? A ver, es cierto que se pueden cantar, y de hecho se cantan otros temas, pero Shakira simplemente ha hecho lo que normalmente hace un cantante, sacar sus sentimientos fuera, esté acertada o no, según unas opiniones u otras, y dar rienda suelta a su pique con su ex (aquí sí he usado el juego de palabras, no lo he podido evitar), lo que pasa que lo que antes se pasaba por la censura, ahora se pasa por la opinión de las redes y las opiniones de los «ofendiditos». Y hablando de piques, esto me lleva a la polémica entre las declaraciones de Joaquín Quiñones y el pasodoble de Tino Tovar.

Llevo un par de años para mi vergüenza que no sigo el concurso COAC como antes, quedándome solo en la final, puesto que de un tiempo a esta parte lo sentía demasiado «templado» o tal vez, la que ya se había quedado fría era yo y no el concurso. Sea como sea, he vuelto a vivir esa chispa que deben tener las coplas y todo lo que rodea al Carnaval, no por nada siempre ha sido la fiesta de la libertad, en la que unos y otros podían expresar lo que quisieran, a veces con más picaresca y doble sentido por la censura de tiempos pasados y otras con firmes convicciones plasmadas en sus letras. Unos encajaban las críticas con deportividad. Si no ahí tenéis a la exalcaldesa, que no se libraba de una en ninguna coplilla. Otros «contraatacaban» con sus letras a sus «rivales», pero todo siempre con «musho arte», con el de la vieja escuela como el caso de Quiñones y con el de los nuevos estilos tipo Tovar, porque hasta para polemizar y discutir en Cádiz se hace en modo de pregón o de pasodoble, y eso, señores, no lo hace cualquiera.

Lástima que las polémicas infidelidades, en el caso de Shakira y Piqué, o de pique y «envidias» entre autores de renombre, nos cieguen ante problemas reales como el subidón del precio del combustible que se prevé para el cinco de febrero. Ya lo decía el cuarteto 'Las tres notas musicales', allá por el año 91: «Ay, qué casualidad, ahora una guerra mundial, la gente no respeta, ni que estamos en Carnaval, riá, riá…»

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