Espíritu de servicio en tiempos de coronavirus

Otro día más amanece en Cádiz . Las calles vacías. El silencio en los colegios. El miedo en los corazones . Mientras España se encuentra en Estado de Alarma y los 46 millones de almas que formamos la dotación de este barco permanecemos en nuestros camarotes , convencidos (o así debería ser) de que para vencer al virus que nos está diezmando debemos permanecer en casa, ellos ya se están poniendo el uniforme.

Se calzan las botas y a la calle. Son infantes de Marina , aproximadamente unos 180, destinados en el Tercio de Armada y el Tercio del Sur de San Fernando , que despliegan en toda la provincia gaditana. De la capital a Jerez, de Chipiona a Vejer, de Alcalá de los Gazules a San José del Valle . Su misión: comprobar la situación y condiciones de las infraestructuras críticas, colaborar con Policía y Guardia Civil y vigilar que los ciudadanos cumplimos las normas sanitarias necesarias para parar al coronavirus.

Montado en su moto, como cada mañana desde hace más de 40 años se dirige al trabajo. El veterano infante de Marina se cruza con sus compañeros. Siente orgullo y piensa en sus hijas. A una la cuarentena le pilló en Madrid, donde permanece, la otra trabaja en una residencia de ancianos y cada día lucha su pequeña batalla. Llega al cuartel y se viste el uniforme. Será la última vez que lo haga. Hoy pasa a la reserva.

Al mismo tiempo que otros ‘ valientes por tierra y por mar ’ (como reza el emblema de la Infantería de Marina) colaboran con el Ayuntamiento de Cádiz en montar un albergue para personas sin hogar en el Club Náutico Elcano, el subteniente Domingo Hernández Alberca recoge sus pertenencias. Entre lágrimas le dicen ‘ adiós ’ en la secretaría del Cuartel General de la Infantería de Marina. Nadie puede ni siquiera darle un abrazo. No hay celebración de despedida para él. Otra consecuencia más del coronavirus.

A Domingo le conocemos bien los periodistas de la provincia. Los últimos años los ha pasado en la oficina de comunicación de Infantería de Marina. Hombre íntegro, cercano, empático , siempre con una sonrisa, ha contestado a cada una de nuestras peticiones lo más rápido y lo mejor que ha podido.

Seguro, subteniente, que ni en sus peores pesadillas pudo imaginar que su despedida sería así. Más de cuarenta años al servicio de este país , que ahora vive una crisis de consecuencias incalculables. Cuántas marchas en el Retín, vuelos en Haití, días de fango en la Clica o disparos en Torregorda habrán pasado por su cabeza mientras caminaba por el paseíllo final que le han hecho sus compañeros. « Nada más que pido que pase pronto esto y darles un abrazo a todos », han sido sus últimas palabras.

Las patrullas siguen. El espíritu de servicio se hace aún más fuerte en tiempos de coronavirus. Llegará el lunes y el ya teniente Alberca estará en su nueva trinchera, como el resto de gaditanos, luchando todos juntos, cada uno en nuestra casa, contra la pandemia. Venceremos. Y entonces, teniente, le despedirán como se merece. Porque, no lo olvide, los « infantes de Marina gloriosamente saben triunfar» .