Antonio Ares Camerino - OPINIÓN

La salud es evidencia

En Andalucía los problemas que más preocupan después del paro es el deterioro de los sistemas sanitario y educativo

Antonio Ares Camerino
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Caer en la autocomplacencia es lo más parecido a negar la tozuda realidad. Vivir de una buena renta de tiempos mejores es no tener los pies en el suelo y no dar crédito a lo que tenemos ante los ojos. Hacer caso omiso a la evidencia nos puede llevar al desastre.

Su precursor fue ‘Archie Cochrane’ (1972) pero el termino ‘Medicina Basada en la Evidencia’ fue acuñado en el año 1992 por un Grupo de Trabajo Canadiense. Es la medicina que se basa en hechos, es un enfoque de la práctica médica y clínica dirigido a optimizar la toma de decisiones haciendo uso de métodos provenientes de investigaciones realizadas con rigor científico.

Que nuestro sistema sanitario ha conseguido cotas de calidad, gratuidad y universalidad asistencial insospechadas hace unos años es evidente.

Que así ha sido reconocido por organismos sanitarios internacionales no ofrece lugar a dudas. Pero que en los últimos tiempos su deterioro está alcanzando niveles que hacen temer su subsistencia tampoco se puede negar. En la última encuesta realizada en Andalucía sobre los problemas que nos preocupan a los andaluces, el deterioro de los sistemas sanitario y educativo ocupa el segundo lugar (más del 30%), sólo superado por el paro y por delante de la corrupción (Estudio General de Opinión de Andalucía EGOPA).

Es evidente que la Sanidad Andaluza ha sufrido en los últimos años recortes que han mermado de manera sustancial su calidad. Es evidente que mientras se nos venden con alharacas los grandes éxitos en I+D+I se dejan de atender las demandas diarias de una población cada vez más desengañada. Es evidente que una buena gestión redunda en una mejor eficiencia del Sistema, pero no es menos cierto que sin el compromiso de los profesionales sanitarios que sacan cada día «las castañas del fuego» y que son la pantalla del Sistema de cara a la ciudadanía, sería imposible alcanzar los logros marcados como objetivos, a veces vacuos e imposibles.

Es evidente que Andalucía es una de las CC AA con menos presupuesto sanitario per cápita desde hace muchos años. A pesar de ello los profesionales del Sistema, de los peores pagados de España, han sabido rescatar esta pérdida y seguir dando un servicio digno en unas condiciones de trabajo cada vez peores. Es evidente que las últimas modificaciones establecidas en nuestro Sistema Sanitario solo han tenido un objetivo, el de ahorrar. La eficiencia siempre ha sido tangencial.

Es evidente que cuando la gestión se diseña en despachos, sin tener en cuenta la realidad, sin mirar a los ojos del que sufre y sin sentir de cerca el dolor diario, tiene un recorrido muy corto. Es evidente que una cosa es legislar y reconocer derechos a través del BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía) y otra bien distinta responder al pie de la letra con lo prometido. Como ejemplo baste las eufemísticas «listas de espera». Es evidente que con dinero y sin epidemia de gripe todo funcionaria mejor, pero no es menos cierto que las bondades de un Sistema se demuestran en momentos críticos.

Es evidente que la paciencia tiene un límite, y cuando se trata de la salud éste se nos antoja estrecho.

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