Morosos en promesas

Una de las medidas económicas de mayor impacto social entre las que puede tomar una administración local es el pago a proveedores. Algo tan obvio como pagar a tiempo los servicios y suministros que recibe de muchas empresas privadas se ha convertido en algo excepcional. Ese retraso supone un quebrando para cientos de autónomos y pequeños empresarios. Pagar a tiempo significa, en cambio, la supervivencia de muchas de esas firmas. Una norma tan obvia ha sido violada sistemáticamente desde siempre, antes incluso de que comenzara este siglo, por unos ayuntamientos que se han ganado fama de malos pagadores. Los sucesivos planes de pago a proveedores han tratado de que las administraciones municipales pudieran empezar a ponerse al día con las pequeñas y medianas empresas que le abastecen.

El hecho de que este plan viniera a cubrir una injusticia no resta trascendencia a los datos ni oculta que otros gobiernos, otros gestores, fueron incapaces de responder a estas deudas. Bien al contrario, las acrecentaron en cantidades y en duración. El nuevo gobierno municipal en Cádiz, el de Podemos y Kichi, también hizo bandera demagógica de ese retraso. Como hace con todo, lo usó como piedra contra sus oponentes políticos. Ahora, cuando va a cumplirse un año con la Alcaldía, resulta que los plazos de pago se alargan y vuelven a superar los cuatro meses. Una prueba más de que sus promesas eran fantasías para alcanzar el poder y de que abandonan a muchos de los que confiaron en ellos. En este caso, autónomos y microempresarios.