OPINIÓN

Libertad de pensamiento

Según una organización, el reconocimiento, en nuestra propia ciudad, a la historia gaditana de los dominicos y a la imagen icónica de la Virgen del Rosario causa un malestar inimaginable y un sufrimiento inaceptable

¡Menudo impacto está teniendo la medalla de la Patrona! Ahora es una asociación, autodenominada de Libre Pensamiento, la que cuestiona, desde París, el derecho a pensar lo que nos de la gana, al menos en lo que se refiere a muchos gaditanos. Al parecer, ... según esta organización, el reconocimiento, en nuestra propia ciudad, a la historia gaditana de los dominicos y a la imagen icónica de la Virgen del Rosario causa un malestar inimaginable y un sufrimiento inaceptable a terceros. ¡Vaya por Dios, que falta de consideración nos gastamos por esta tierra! La susodicha Asociación del Libre Pensamiento se presenta como internacional, aunque todo parece indicar que su campo de acción real es algo más limitado. Y no lo digo solo porque el comunicado se haya hecho desde París, sino porque no tengo constancia de que se le haya visto por los tribunales de Pakistán reclamando laicidad, ni en el juicio a Asia Bibi, esa joven cristiana condenada a la horca por blasfemia. Recientemente, el Tribunal Supremo de ese país anuló la sentencia, no por lo del libre pensamiento sino porque existen contradicciones entre las vecinas que la acusaron y, por tanto, no se puede demostrar fehacientemente su grave delito.

A pesar de ello, al menos hasta hace poco, la pobre mujer no podía abandonar la cárcel porque fuera la esperaba una horda de radicales dispuestos a masacrarla. Tampoco tengo constancia de la intervención de la citada asociación internacional ante Boko Haram, el Estado Islámico de África Occidental, cuando perpetró el secuestro y esclavitud de 271 niñas en Chibok, muchas de ellas aún desaparecidas. Quizá es que, en este caso, no se trata de algo que afecte al libre pensamiento y las niñas secuestradas pueden, de hecho, pensar lo que quieran mientras estén calladitas. Así que me parece que la denominación de “internacional” es un poco grandilocuente para el ámbito geográfico de actuación de la referida asociación. El principal argumento esgrimido para ir en contra de la concesión de la medalla a la Patrona es que su celebración, el 7 de octubre, es la fecha de la batalla de Lepanto. Una batalla naval, por cierto, magistralmente descrita por el británico Chesterton y mejor traducida por el argentino Borges; los españoles ya nos encargamos de celebrar Trafalgar. Dice la asociación que la batalla supuso la derrota de los ejércitos musulmanes por los cristianos, una masacre motivada para imponer una religión. Coincido en que las guerras son siempre odiosas pero mucho me temo que en esto de las guerras, como en tantas otras cosas, la responsabilidad es exclusivamente humana. En cuanto a lo de imponer una religión también es más que discutible, al menos en la parte que nos toca. El imperio otomano, al fin y al cabo, no solo llegó, en su ansía de poder, hasta Viena sino que alentaba las incursiones y saqueos berberiscos en nuestras costas, como los ataques perpetrados a Cádiz, o la toma de cautivos para ser vendidos a buen precio. De cualquier manera, y como la historia ya está escrita, me alegro de que aquel freno haya permitido que nadie me obligue a llevar velo, pudiendo pensar libremente y discutir, sin temor, con personas que tienen otros pensamientos y sin que nada me impida tomar mis propias decisiones.

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