Montiel de Arnáiz - OPINIÓN

Juan Arribas

Cuando solicité judicialmente la custodia compartida fue a comisaría a denunciarme

Me llamo Juan Arribas y estoy en prisión. Escribo desde una zona en la que fallan los inhibidores del 4g pero quiero contar mi historia. Me casé con una mujer fantástica y tuve dos hijos con ella. Un día mi esposa fue poseída por el espíritu de otra mujer y dejó de amarme. Yo cuidaba de los niños junto a ella y pensé que lo ideal era que compartiéramos su custodia pero no se mostró de acuerdo. No era tema de dinero, pues ella ganaba más que yo, simplemente me odiaba.

Cuando solicité judicialmente la custodia compartida fue a comisaría a denunciarme . Al parecer yo era un monstruo que la había vejado y maltratado durante años, le gritaba que no valía para nada y que si me dejaba la mandaría a un lugar del que no se vuelve. «Literatura de género», me dijo mi abogada.

Como dejé el domicilio para evitar una denuncia falsa ella decidió que no vería más a nuestros hijos hasta que lo dijera un juez. Yo me negué. Entré en mi casa -privativa e hipotecada- y los llevé a dar un paseo. Ella dijo que lo hice por la fuerza, que la amenacé de muerte con un cuchillo de cocina, que los niños lloraban, y me detuvieron. Me impusieron una orden de alejamiento y como el juicio por la compartida no se celebraba seguí sin ver a mis hijos durante meses.

Al cabo del tiempo se celebró la vista y dadas las denuncias que me habían puesto y que la psicóloga del juzgado recomendó la custodia de mi esposa porque ya venía cuidando a los niños ininterrumpidamente desde hacía un año, se la concedió la juez. Visitaba a mis hijos los martes y jueves solo dos horas pero ellos se negaban a verme , lloraban y me decían maltratador, fingían estar enfermos y la madre me desbloqueaba del wassap solo para mandarme las fotos de los tickets del material escolar, pidiendo que le pagara el 50%.

Un día me harté, fui a recogerlos y decidí compensar las horas de vacaciones que mi ex me había hurtado. Iba a pasar un mes completo con ellos. Iba a recuperar su cariño. Volvió a denunciarme. Secuestro, desobediencia. Algo así. Y aquí ando, en prisión desde entonces, buscándole cobertura al móvil.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación