Antonio Ares Camerino - Opinión

Un invierno sin mantas

Este año el invierno ha roto todos los esquemas del refranero

Antonio Ares Camerino
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La esencia del refranero tiene su truco. Siempre hay uno que se adapta a la situación que queremos enfatizar. En lo que se refiere al tiempo, al climatológico, siempre hay un refrán que acierta. Este año el invierno ha roto todos los esquemas del refranero. «Por San Valentín, el invierno llega a su fin». «Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo». «El invierno no ha pasado mientras abril no ha terminado».

Este invierno, que está casi cumplido, se está comportando como uno de los más cálidos desde que existen datos en la serie histórica de las temperaturas registradas.

Si el tiempo nos describe las condiciones atmosféricas en una zona en particular en términos de temperatura, presión, humedad relativa del aire, velocidad del viento y precipitaciones, el clima nos define la media de las condiciones atmosféricas contempladas en un periodo largo de tiempo (normalmente entre 30-50 años).

El cambio climático se refiere a los cambios en el estado promedio del clima o su variabilidad que persisten durante un periodo de tiempo prolongado (más de una década).

En los últimos cien años, la temperatura media global del planeta ha aumentado una media de 0,80º C. Este cambio es producido por las alteraciones de la naturaleza, por cambios persistentes en la atmósfera, y sobre todo por el uso de la tierra y de sus recursos de manera indiscriminada y sin sostenibilidad realizado por la mano del hombre.

España, por sus características geográficas y socioeconómicas, es uno de los países europeos más vulnerables al cambio climático. Aquí la temperatura media ha aumentado 1,5ºC durante el pasado siglo XX, el doble que la media europea. El nivel del mar está subiendo alrededor de entre 1-15 mm cada año a orillas del Mar Cantábrico y en nuestra vertiente atlántica y 0,7 mm en el Mediterráneo.

Los glaciares pirenaicos han experimentado un retroceso del 75% durante el siglo pasado. Se esperan subidas de temperatura de alrededor de 5ºC en los inviernos y de 7-8ºC en los veranos. Los recursos hídricos disminuirán en su cantidad y cambiarán de forma ostensible su temporalidad. Las precipitaciones disminuirán de manera alarmante, sobre todo en el sur, y aumentaran la irregularidad de las crecidas en la cuenca mediterránea. Los procesos de erosión harán avanzar de manera inexorable la desertización. Desaparecerán especies animales y de flora muy sensibles a los cambios de temperatura, y proliferarán de manera descontrolada especies invasoras hasta ahora desconocidas en nuestro entorno. Desaparecerá el oso pardo de la Cordillera Cantábrica y de los Pirineos, el alcornoque, materia prima del corcho y factor fundamental en la conservación del suelo, tiene los días contados en el suroeste de España.

Las orugas de la procesionaria del pino han venido para quedarse en nuestros pinares, mientras que las hacendosas abejas brillan por su ausencia. El mejillón cebra se hará dueño de las cuencas de nuestros ríos y el camalote cubrirá la lámina de agua del Guadiana y sus afluentes.

El buen tiempo no es sólo cuando luce el sol, es cuando las estaciones corresponde a sus predicciones, en invierno frio, lluvia y temporales.

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