OPINIÓN

Inocencia

La inocencia se mide en caricias, inversamente proporcionales a la edad

Del paquete, todos venimos inocentes. Nacemos con un original pecado, del que no somos responsables, y sin culpa alguna. Conforme las muescas se van marcando en la culata de nuestro espíritu esa inocencia se pierde sin remisión y no se vuelve a recuperar. ...

Inocencia es la falta de malicia, es estar al margen de malas intenciones, es sacudirse sin reparo las picardías de cada día, esas que nos vuelven ariscos y nos hacen egoísta y mucho peores, no sólo a los ojos de los demás, sino a la propia mirada interior.

Inocencia es imaginación, inocencia es simplicidad, inocencia es sinceridad, inocencia es magia, inocencia es risa descarada, inocencia es tranquilidad, inocencia es sueño sin letargo, sin las tenebrosas pesadillas, inocencia es verdad sin cortapisas, la inocencia es ese horizonte sin límites al que todos desearíamos llegar a las claras del día.

La inocencia se mide en caricias, inversamente proporcionales a la edad. La inocencia tiene rostro de niño, con ojos abiertos y boca ávida de besos y palabras tiernas.

De inocentes es pensar que el rico avariento pagará sus cuitas en este mundo sin dejar deudas pendientes. De inocentes es creer que la escuela pública de este país precisa de una nueva reforma que venga con una Ley de punto final debajo del brazo y que al personal educativo lo encumbre al lugar del que nunca debió bajar. De inocentes es entender que las bondades de nuestro sistema sanitario se deben a esa maravillosa «gestión» que hacen, tantos los de un lado como los de otros, y no a la entrega sin medida de los profesionales abnegados y mal pagados, queridos y vilipendiados , proletarios desde una vocación que está por encima de un peculio. De inocentes es opinar que en este país de viejos los recursos necesarios para mantener este nivel de bienestar nos van a llover del cielo. De inocentes es considerar que en términos de igualdad la batalla está ganada a la caspa, que la noche es igual para los hombres que para las mujeres, que libertad y seguridad son conceptos y atributos sin distinción de género. De inocentes es esperar que los «grandes» vayan a rendir cuentas ante la justicia y que purgarán sus estafas. De inocentes es pensar que lo de las puertas giratorias para la clase política, da igual el signo, es una mentira a la que nadie da crédito. De inocentes es creer que los grandes números no van con nosotros, que si el IBEX35 baja no va a repercutir en nuestros gastos fijos, que si el barril de crudo sube no nos afecta porque no tenemos coche. De inocentes es pretender que lo del cambio climático puede tener visos de solución, que los estados están tomado medidas para evitar que esto se vaya al traste. De inocentes es pensar que los resultados electorales en Andalucía son meras estadísticas, que los que vienen van a velar por el bienestar en derechos de la mayoría. De inocentes es creer que los independentistas son saciables, que están dispuestos a dialogar sin reparos. De inocentes es entender que esta vida sólo son dos días que pasan rápido, que la miseria y la pobreza, la exclusión social y la marginación es sólo cuestión de tiempo, que hay que esperar, que vendrán tiempos mejores. De inocentes es pensar que los desesperados están así por deseo propio.

¡No perdamos la inocencia!

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