Prioridades

Ni la limpieza, ni el transporte, ni el conflicto con la Policía Local, ni los sin techo, ni el Covid-19, ni el empleo... las dos prioridades de Kichi son cambiar el nombre a una avenida y "apoyar" a la Universidad, sobre la que no tiene competencias

El alcalde de Cádiz, durante el Pleno telemático celebrado el pasado viernes.

A estas alturas, después de cinco años de despropósitos, todos sabemos ya que los plenos del Ayuntamiento de Cádiz no sirven para nada. Kichi y su equipo de Gobierno los han convertido en un paripé televisado más parecido al programa ‘Sálvame’ de Telecinco que a ... un verdadero debate en el que analizar y buscar soluciones a los problemas de la ciudad. Para colmo, con la excusa de la pandemia estuvieron varios meses sin celebrarlos y cuando los retomaron lo hicieron de forma telemática, con lo que el esperpento aumentó más si cabe con continuos cortes de sonido y todo tipo de problemas técnicos. El alcalde debería explicar el motivo por el que no se celebran de forma presencial. La excusa del riesgo de contagio no cuela. Hay protocolos establecidos para evitarlos y se llevan a cabo en la mayor parte de los consistorios de España. Simplemente no son capaces de ponerlos en práctica, como tantas otras cosas que atañen a sus competencias. O a su incompetencia.

Todos los partidos llegan a los plenos con su decisión de voto tomada de antemano, la cual no varían jamás pese a las numerosas y tediosas intervenciones de los portavoces y concejales responsables del asunto a tratar. Por tanto, la única conclusión que se puede sacar es previa al Pleno, viendo la lista de puntos propuestos y sometidos a votación. Cada partido puede presentar un máximo de dos, por lo que cabe pensar que esos dos puntos elegidos son los prioritarios para cada formación. En el caso del Pleno de agosto, celebrado el pasado viernes, Kichi y los suyos sacaron a la palestra los siguientes asuntos: «Sustitución en el callejero de la ciudad de la Avenida Juan Carlos I por Avenida Sanidad Pública» y «Apoyo a las Universidades Públicas Andaluzas». Ni el nuevo pliego de limpieza de la ciudad que acumula años de retraso, ni el transporte público obsoleto y deficiente que padecemos, ni medidas para luchar contra el Covid-19, ni el conflicto con la Policía Local que ha dejado todo el verano las playas sin vigilancia, ni las propias playas, que no tienen ni lavapiés, ni la vivienda, ni el aparcamiento, ni el empleo, ni la avenida transversal, ni el problema de la vergonzante ocupación de espacio público por los indigentes... ninguno de esos problemas es prioritario para los dirigentes de la capital. Cambiar el nombre de una avenida –por cierto hace tres años se aprobó darle una calle a Miguel Ángel Blanco, víctima de ETA, y otra a Ana Orantes, víctima de violencia de género y aún no se ha hecho– eso es prioritario. Y apoyar a la Universidad, sobre la que no tiene ninguna competencia. ¿Apoyarla además en qué? ¿De qué forma? ¿Mandando una carta al rector dándole ánimos? ¿Escribiéndole una parrafada en Facebook? Un despropósito.

Ahí quedarán las actas de las sesiones para las generaciones venideras. Una vergüenza para una ciudad en la que se escribió buena parte de la mejor historia de España y que ahora se ve reducida a un grotesco espectáculo protagonizado por el peor alcalde de Cádiz desde Fermín Salvochea.

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